martes, 30 de marzo de 2010

Alergia y alegría tienen las mismas letras




En 2003 nadie podía acercarse a Lance Armstrong. Algunos soñaban con hacerlo, y en la tercera rampa del puerto estaban pidiendo asistencia médica. Pero entonces apareció un vasco con los huevos bastante gordos, que hizo lo mismo que todos. Intentos infructuosos. Pero provocó cierto temblor en el impasible americano, que escalaba de la misma forma que yo cuando vuelvo a casa a las 7 de la mañana: sentado y sin mirar atrás, sin cambiar el rictus de seriedad.

En 2003 nadie podía acercarse a Lance, y Joseba casi lo consigue hasta que el 14 de Julio de 2003, día de la República Francesa, y justo 7 años antes de que yo me examine de Oftalmología a varios miles de kilómetros de allí, bajando el puerto de La Rochette, a 8km de meta, camino de Gap, su rueda trasera decidió romperle el fémur, la muñeca, el hombro, su carrera.

Beloki, que nunca sabremos si pudo haber ganado o no aquel Tour de Francia, en ese afán que tenemos los humanos de comenzar los interrogantes con "¿Y si...?, nunca más levantaría cabeza. Luego vino el penoso vagar por equipos de mala madre, y la imputación en la Operación Puerto, contra el dopaje. La cruda realidad se manifiesta cada vez que me encuentro con Mane, Derteano o Clusmy, y alegamos que "vamos más puestos que un ciclista".

Beloki tuvo la casta. Y lo pagó, porque decía mi abuelo que de valientes está el cementerio lleno. No pudo hacer nada contra la Historia: los 7 Tours de Armstrong atestiguan la increíble gesta del americano, que sin embargo, en su imparable afán de superación, ha vuelto al ruedo mediático para superarse a sí mismo. O eso dice.

Porque de pronto nos encontramos con dos hombres que por sí mismos podrían hacer correr ríos de tinta deportiva, que vuelven para... ¿para qué? Michael Schumacher y Lance Armstrong, heptacampeones indiscutibles en sus respectivas categorías, Fórmula 1 y ciclismo. Y vuelven, con edades más elevadas que el resto de sus competidores, con años de retiro a sus espaldas. Vuelven a lo grande, avalados por el nombre y el crédito que se ganaron en sus momentos de gloria. Vuelven para demostrarnos, para demostrarse algo, no sabemos bien qué.

Y sin embargo, aún con todo su afán y su indiscutible clase, la lógica se les impone. Porque mientras que a Schumi un novato (un gran novato, todo sea dicho) con un limitado coche y con apenas 9 carreras de experiencia se le resistió hasta la saciedad en Albert Park el domingo, a Lance se le presentó la oportunidad de dejar en ridículo al que según la prensa es su grandérrimo adversario, el madrileño Alberto Contador, que sufrió una "pájara" en el Criterium Internacional, por una supuesta alergia.

Pero alergia y alegría tienen las mismas letras, de modo que el bueno de Lance se quedó cortado en el puerto incluso antes de que a Contador le diera por perder un minuto completo. Escalando, igual que Schumacher corre. Siendo grandes. Pero no tan grandes como fueron. ¿Qué necesitan demostrarnos, o demostrarse? ¿Es la grandeza retirarse en la cumbre? ¿Es la grandeza volver ahora, pasados los 40 años, y mostrar su debilidad mortal ante enemigos teóricamente más pequeños?

La grandeza es tener 29 años y estar a 40 segundos del líder, jugartela bajando un puerto de mierda en la octava etapa (de un total de 21) y terminar con tu carrera. La grandeza es correr con 46 años, como Fangio, en el Infierno Verde de Nürburgring, y vencer, ganando tu Pentacampeonato del Mundo.

Grandeza, en el deporte, como en la vida, es ser un Dios como muchos han sido, pero caminar a la misma altura moral que el resto de humanos. Y no perder la paciencia a la hora de que la Historia te coloque en el sitio que te corresponde.

2 comentarios:

Victor Balcells Matas dijo...

Hace unos años leí un artículo acerca del tour de Francia. No hablaba de los ganadores, sino precisamente de aquellos que acaban últimos en la general. En concreto, de un hombre llamado Wim Vansevenant, que terminó en 2007 a 03:52:54 del primero. Describía a este hombre como un héroe de la derrota, una especie de filósofo zen. Su trabajo para el equipo le obligaba a perder tanto tiempo. Hay una entrevista, si la encuentro te la paso.
(como es que ayer no estuviste??)
abrazo, me ha gustado el texto.

Gaston SEO dijo...

si te interesa el futbol del Zamora ve a http://www.futboldecastillayleon.com

un saludo