lunes, 28 de septiembre de 2009

Kale borroka

La lucha por la calle está a la orden del día, es caminar y ver al otro lado del asfalto a los mismos derrotados, a los mismos vencedores que siguen en la brecha, y dicen, como dice Marea, que derrumban muros con palabras, pero los contenedores y cajeros siguen estando ahí, y seguimos siendo el silencio, el incendio, la llama en movimiento, nada nos puede detener cuando nos lanzamos cuesta abajo, nada nos puede detener cuando nos lanzamos, tenemos en la mente el molotov perfecto que revienta en cristales y rojo y naranja y los tanques y sus cadenas que destrozan el piso y los oidos con los mismos decibelios de verde militar, no hay nada más allá a la derecha de la derecha, compartiendo portales, compartiendo rejas desde delante y desde detrás, y según paso siempre me despido, y en ocasiones escupo, porque hay veces que sabes y hay veces que no sabes cuál es el final, y cuál el principio.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Barbaño, sweet Barbaño

Para Barbaño, con cariño. Debajo de la obscenidad se esconde el divertido recuerdo y las ganas de verte de nuevo en algún lugar del mundo.

"Barbaño representó para mí durante mucho tiempo la ilusión del salvaje y desconocido teritorio femenino, igual que para el doctor Livingstone fueron las fuentes del Nilo. Tanto el doctor Livingstone como yo teníamos en mente la misma preocupación, e incluso el mismo destino: tras una densa y poblada selva, unas fuentes en las que mojar[nos] nuestras vidas.

Eran tiempos difíciles aquellos. Noches sin dormir y peleas contra nuestro peor enemigo, nosotros mismos. Seguimos caminos equivocados muchas veces, que nos llevaban a rutas desconocidas y muchas veces intransitadas, o caminos cortados de antemano. Pero Livingstone ya lo dijo: iré a cualquier parte siempre que sea hacia adelante. Y yo dije, hacia dentro.

Barbaño fue para mí lo que la piedra Rosetta para Jean François Champollion; las encontramos por casualidad, por casualidad las leimos, y por casualidad las desciframos. La diferencia entre ambos el que yo no hice el papiro entero. Sin embargo, siempre tuve la convicción de que era el camino correcto.

Más tarde me encontré con una legión de amigas que estaban dispuestas a hacerme el amor por pura conmiseración, lo que me llevó a un punto intermedio bastante morboso entre la duda y la lascivia. Bendita juventud.

Barbaño se me escapó un par de veces. Para ser sinceros, la segunda ve fui yo el que se escapó en un bus quince minutos antes de que ella llegase en otro a la ciudad. Lo lamenté bastante, era una bonita oportunidad de llegar al Nilo, pero como suelo ser consecuente con mis decisiones, seguí adelante.

Hoy, que todo sigue estando tan lejos como de costumbre, Barbaño ha vuelto a mi memoria sin que sepa muy bien por qué. Tendré que volver con el dr. Livingstone a fumarnos un fito a la salud del África desconocida, y de los buenos recuerdos."

sábado, 26 de septiembre de 2009

30 tacos


Mi hermano es Rossi, mi hermano es Fito y es Iñaki. Mi hermano es un fucker, es un enfermero y es rocanrol del bueno. Mi hermano es 9 años más, es la sabiduría sobre el mundo y todo lo que conlleva. Mi hermano es diferente a mí, y en el fondo somos iguales si nos lo proponemos. Mi hermano hoy pasa al siguiente nivel, como el anuncio de Nike. Enhorabuena, Boss.

Hey, ¿que tal? Vamos a hacer un poquito de rocanrol.

La cara del camionero de la basura sí que es un poema y no los de Déborah Vukusic

En la segunda sesión éramos una familia para un cine demasiado grande, y eso a la vez le quitaba peso específico y le daba valor emotivo. Aplaudimos, que para eso (no) habíamos pagado, y Mario en su mundo. Imagina ver tu ilusión en una pantalla de 3x10 metros. Luego tuve que remontarle a Rubén los chupitos de diferencia. No sé si lo hago bien o mal. Clifor tiene los huevos bien plantados, pero bien plantados. Mane tiene por delante tanto que no le veo el techo al que puede llegar. Sin embargo, veo el techo al que quiere llegar. Y le admiro.

Bull llevaba el bote (no os separeis de Bull!!...."si yo fuera silencio, me quedaría así"), en el Berlín no se han visto en otra igual en años, y las rejas de Coomonte son el extraño escenario ideal. Esta vez no nos peleamos por el Brugal, lo prometo (y en Videmala nos sobraron 8 botellas, qué injusto es este mundo)

Aprendices, escuchábamos cómo practicar fotos para el blog, cómo lossear o como coronarte en unas pocas palabras. Las diferencias entre sinceridad y honestidad brutal (y es que desde que Andrés dejó de meterse la música no es lo mismo). El género femenino, ese gran desconocido. Mi profesor de ginecología las tiene todas consigo para ser el mejor del mundo.

La frase se me ocurrió después de la fiesta de mi 20º cumpleaños, en la que en una sola noche se cruzaron de forma espontánea, malintencionada y hasta irónicamente divertida las vidas de unas 25 personas en un solo salón, cruce de caminos del que luego salieron divergentes, cruzados y hasta estrellados. Hay gente que se pasa el tiempo hablando de los días que han cambiado su vida, pero sin embargo no se dan cuenta de que son las noches.

Anoche no hacía suficiente frío, y ahí nos tenías. El opositor, la actriz, el periodista y el médico. Con copas en la mano, yo me callaba y dejaba hablar a mis mayores. Javi se reía a cada frase, Deb ponía los puntos sobre las íes y yo me sentía en parvulario de nuevo. Como cuando me fui.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Sin Título


Hoy, los titulares, para ellos.


En concreto, para Mario. Tercer proyecto, esto va en serio. Enhorabuena, estaremos ahí.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

So this is goodbye

Preámbulo: no voy a escribir más que una sola vez sobre este asunto. Porque no sé si merece o deja de merecer la pena, porque no creo que sea bueno.Y porque aunque me apetezca, quizá no es el momento ni el lugar.

1. So this is goodbye. Así, en inglés, porque me sale del alma y los cojones, por ese orden no necesariamente cronológico. Bonito escenario, la Plaza Mayor de Salamanca. Hay una iluminación fantástica para la noche. Hay buen ambiente, mucha gente, siempre, que pasa o se sienta sin preocuparse por nada, ni siquiera por gente que lleva sombrero y está apoyada contra una columna de los soportales.

2. Ojalá hubiera estado Sir Kronen hoy allí. Me he acordado tanto de él, de sus frases, de sus actitudes. Toda la gente que por hoy he tenido, y no estaba él. Para decirme que estaba más nervioso que el día de mi comunión si es que la hice, como Bayadoliz Style of life. Gracias, Derte, siempre has estado ahí, en los buenos días, y nunca te lo dije.

3. Pero hoy mi mesa de mus eramos solo 3. Teresa, Sandra y yo. Y era el McDonald's, pero ellas dos estaban ahí. Como me jode. Sabes que hay gente que no te va a fallar nunca, pero te vuelves egoista, y te dices a ti mismo, qué más da, si hay cosas que ellas no me pueden dar.

4. Esto no es justo, pero ¿algo lo es? Cómo odio la ilusión, cómo la odio. Te invade, es un jodido cáncer que se te mete hasta que te das cuenta de que ya es demasiado tarde y todo lo bueno es malo, y viceversa. Y qué más da, porque ahora ya no puedes hacer nada, ni siquiera comprobar si vale la pena esto o no lo vale.

5. Este es el k.o. técnico del que hablaba. Tuve que apretar los dientes, apretarlos mucho. Habría destrozado mi sombrero, pobrecillo, qué culpa tendría él. Y ella dijo que yo tampoco tenía culpa. No te jode. Pues claro que no. Pero da igual, nada de lo que diga o haga lo cambiará. Escriba bonito o feo. Diga te quiero o te odio.

6. Aunque siga suspirando por algo que no era cierto /me lo dicen en los bares, es algo que llevas dentro. Y esta fecha, este 23 de septiembre,que siempre trae mierda a mi portal, debí haberlo visto en cuanto esta mañana me quedé renqueando en mi cama. Ginecología es diferente de obstetricia. En obstetricia hay embarazadas sólo, y aunque vea coños gratis (novedad absoluta) todas se parecen, todas tienen los mismos problemas, y lo que es peor, las mismas soluciones.

7. Dices que lo sientes. Qué más da, en serio. No lo sientes, o si lo sientes, qué más da también. Yo también lo siento, y aquí me tienes, salgo a mamarme como en los buenos tiempos, como en los viejos tiempos. O sea, como en los malos tiempos. No es tu culpa, no tengo por qué culparte, ya que dices que tampoco me culpas a mí. Ni te guardo rencor. Pero no es bueno. Algún día acabará esta guerra, como dicen en Apocalypse Now.

8. ¿La parte buena del día? Donde caben 2, caben 3. Anita se viene a Salamanca. Mi niña, la que hace que me lleve lo mejor o lo peor, se viene a casa. Mi niña, quizá se hace mayor, y yo tendré que verlo de cerca. Me gusta y me asusta al mismo tiempo.

9. Gracias, so this is goodbye. En inglés, en la Plaza Mayor. Un 23 de septiembre.

lunes, 21 de septiembre de 2009

EPO


Ahora, por fin, ya nadie duda de ti. Les dan igual el UCI Pro Tour que ganaste. Todo tu rosario de clásicas. Todas tus opciones serias.

Ahora nadie volverá a dudar de ti.

Grande, Valverde.

sábado, 19 de septiembre de 2009

En mi cabeza


Siempre fuiste como un avión, Casey


Tengo resueltos los lugares comunes. Tengo la trama a medio hilar, tengo los mejores personajes sin haberme recorrido medio mundo. Sólo me falta echarle ganas, tiempo y algo de dedicación. Pero tiene buen color.

Esto es un atraco nena, ya no ocurrirá jamás. Si este sale, me retiro.
(Burning)

viernes, 18 de septiembre de 2009

Peso pluma

I. Qué distinto se ve el mundo desde aquí arriba. La lona me besa los pies, y ojalá yo no le tenga que devolver el beso en toda la noche. Las cuerdas son más suaves de lo que parecen desde lejos, aunque al apretarte contra ellas, la espalda escuece. Y tu cabeza se ha despejado del todo, porque olvidas el rumor de todas las voces que te rodean, mientras tratas de evitar todos los golpes y de encajarle alguno. Pero siempre llegan, así es este juego.

II. Hay un contínuo en este universo (en este, al menos) que es el contínuo espacio-tiempo. Por lo tanto, espacio y tiempo son ineludiblemente inseparables en este universo, son una cuerda que puede estirarse hasta un infinito no determinado y encogerse hasta hacerse ínfimo, puede darse vueltas, retorcerse, pero nunca romperse. Puedes necesitarlos, o que te sobren, y nunca sabrás verdaderamente cuándo ni dónde, pese a todo.

III. Ahí viene el primero. Es un gancho de izquierda fácil, fíntale hacia el otro lado, pero cúbrete bien. Ahí está, pasado. Vamos por el tercer asalto, y no vas mal a los puntos. Toma, escupe un poco. ¿Cómo lo ves? Lleva cuidado, no es tan fácil como parece, lleva mucho cuidado, hazme caso.

IV. Es un divertido lugar este filo de la navaja, la planta de los pies siempre fría te mantiene despierto, y aunque a veces gotea un poco, no parece tan terrible. Iván Ferreiro puede cantar lo que quiera, pero por esta tarde dejaremos Losing Touch a un volumen aceptablemente alto. No sé si la canción o la letra.

V. El egoísmo es un sentimiento como otro cualquiera. Quien hizo la lista de los pecados capitales, aunque no tenía ni idea de esta vida, tampoco lo incluyó. Espera, que repase. No, no está. Así que es un sentimiento como cualquier otro, ¿dónde debería de estar la culpa? Ya, ya sé que no es justo. No lo es, pero, ¿algo lo es?


VI. Llama Ametralladora a su Fender Stratocaster de 800 euros, y joder, deberíais oir cuando rasguea la 5ª y la 6ª, claro que es una ametralladora. Sigue teniendo la misma voz que hace 10 años, fíjate, no se le ha ido como el pelo. El local también está igual. El setlist de cuando tocaron el 12 de mayo del 2000 en la Cueva del Jazz, tenía menos años que yo ahora mismo. Soy otro losser. Ya lo sabía. Pero le sigo admirando, y él dice que soy como Jeremy Burgess, que le ayudo a encontrar ese medio segundo en alguna parte. Yo digo que lo pone él.

VII. No te esperabas ese directo de derechas. Reconócelo, y te ha jodido, te ha jodido de lo lindo, compañero. Venga, sientante aquí un rato, pon la cabeza entre mis manos, mis manos que son las de tantos y tantas, y toma un poco de este cubo. La toalla sigue en esta esquina, pero ahora tienes que luchar a la contra, como Bukowski, subirle a los puntos. Olvida ese k.o. técnico que llevabas tanto tiempo esperando. Y reza para que no sea el tuyo.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Tenía un buen título pero se me olvidó porque estaba escribiendo en el móvil

Odio esa parte de la película en la que tienes todas las de perder hagas lo que hagas incluso si no haces nada. odio que la escena del final sea yo alejándome del puto portal solo contra el naranja y el negro y el frío de una noche de tantas. Odio ese extraño combustible que es la ilusión, que nunca sabes lo inflamable que es hasta que explota o se te vacía el depósito. odio el silencio, las caras largas, el tiempo y la impotencia. Odio muchas cosas, pero sin embargo, no te equivoques, amigo, porque tengo muy claro lo que quiero.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Sólo llueve en Zamora

He estado viendo a los Beatles en el estudio. Y aún se los critica. Pues vale.

He estado preparando las cosas para irme otro año entero a Salamanca. Y tres años después sigo sintiendo lo mismo en la boca del estómago. Delito tiene.

He estado pensando un rato, como de costumbre, en el futuro. Y me quedo con la recopilación que anoche hizo Nacho aka Pieman:

"Grandérrima frase, un casi epic fail y sólo llueve en Zamora, fin del primer verano."


It'll be just like starting over.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Just gone beyond repair

Where are you now, Joe DiMaggio?
A nation turns its lonely eyes to you, whoo whoo whoo.
Simon & Garfunkel

Tengo un calcetín aquí al lado del teclado. No sé por qué, supongo que es un dato accesorio como otros tantos, supongo que es eso, simplemente palabras que describen estúpidas situaciones a las que te enfrentas en la vida. Como eso, tener un calcetín aquí al lado del teclado.

Hay unas cuantas cosas sobre mí que no sé, y ni yo ni nadie tienen ni idea de dónde pueden estar metidas. Habrá que empezar a buscarlas. Esta mañana de resaca mi madre se sentó a mi lado y me puso las pilas. Suavemente me leyó la cartilla, me cantó las cuarenta, me puso firme. Utilizad el eufemismo que querais.

No tengo tanto tiempo como puede parecer a primera vista, no tengo tanto margen de maniobra como me empeño en enseñar, en realidad suelo imitar a ese artista del alambre y bailo, bailo bastante mal, pero bailo, bailo por los tejados como hacía mi primer gato, bailo encima de la navaja; lo peor de todo este rollo es que me gusta.

Esto empieza ya. Y sigo estando igual de preparado que siempre. Quizá es una buena forma de decir que nunca he estado preparado. Cuarto intento de mi vida outdoor.

Home, we're coming home again.
Greenday

viernes, 11 de septiembre de 2009

Cosas que me traje de Lisboa


I. A Lisboa en tren de lujo yo viajaba y a mi lado mi santa madre, dos australianos de 60 años y la mujer que conocía todos los idiomas del mundo. Sillones de escai, del que ya ni mi abuela gasta, ruidos infernales y olor a viejo, gastado. Decrépito. Un euro por cada vez que he pensado esa palabra y me haría millonario. Ahí fuera pasaban abismos, niebla, el amanecer. Toda esa clase de poesía de tren. La gente antes no tenía televisión, pero tenían ventanas y les bastaban.

II. Vaya calor. Del que se te pega a la cara, al cuello, a los sobacos, a las piernas, al cerebro. Alguien que me quiere mucho me trajo este adoquín de Lisboa. Qué calor. Caminamos. Al sol, me he dejado el sombrero en el hotel, donde tampoco refresca nunca, donde los canales se repiten, donde el aire acondicionado está de adorno, y mamá y yo no somos los Guns'n Roses en la habitación.

III. La vida está llena de dualidades. El sol no ha salido por el Este ninguno de estos tres días. Ni se ha puesto por el Oeste. La marea a las 12 de la mañana está baja, y a las 6 de la tarde te lleva la ropa. Barrios altos, barrios pobres. Barrios bajos, barrios ricos. Sagres o Superbock. Tranvía amarillo nuevo, tranvía amarillo viejo. Peixe ou carne. Baixa ou Chiado.

IV.estuario. (Del lat. aestuarĭum). 1. m. Desembocadura de un río caudaloso en el mar, caracterizada por tener una forma semejante al corte longitudinal de un embudo, cuyos lados van apartándose en el sentido de la corriente, y por la influencia de las mareas en la unión de las aguas fluviales con las marítimas. . El Mar da Palha está cruzado por una flecha plateada y por el 25 de Abril, que resultó ser rojo. Como estar en San Francisco un par de siglos por detrás.

V. Mamá es una tía dura. Más dura que yo, que soy un enfermizo veinteañero con ataques de hipocondría, aparte del tipo con un diploma en vómitos. Mamá aguanta sin una sola palabra, es una heroína de las que no se meten en vena. A veces me paso de borde con ella, superando mi complejo de Edipo. Pero en el fondo somos iguales, he conseguido hacerla reir varias veces.

VI. De Lisboa se vuelve en una mierda de tren, aunque esta vez sí que venía a mi lado muy galante un portugués. Y anochece, otra vez, en Salamanca. Porque un comienzo es un final.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Todo lo que ves será tuyo

Y 21 años después en medio de la noche con ojeras [la noche, yo también] vuelvo a Lisboa. Cómo no voy a volver, si fui en la barriga de mi madre. Cómo no volver, si mi padre nunca deja de contar las historias. Cómo no volver, si esas fotos de Lisboa han presidido desde hace 21 años mi pasillo. En el mismo año, cumplo los dos extremos de la península, los dos polos que han marcado las historias de mis padres, de mi propia vida. Barcelona y Lisboa. Este cuadro de familia, como decía el bueno de Fran Perea, se merece una canción.

Amalia Rodrigues- Lisboa Antiga

domingo, 6 de septiembre de 2009

La marca del Indio

Cuando era pequeño algunas tardes de verano subía con mi padre por el camino que lleva a la laguna de Retalamide, de arena fina y polvo amarillento tirando a naranja. A ambos lados hay cientos de jaras, que en esa época del año tienen una sustancia pegajosa sobre las hojas.

Mi padre arrancaba una o un par de esas hojas, me pedía el dorso de la mano, y la pegaba allí. Luego se agachaba y cogía también el polvo del camino, echándolo por encima de la hoja pegada. Tras un minuto retiraba la hoja, que quedaba imprimida en negativo en la mano, y que yo lucía orgulloso el resto de la tarde. Me daba pena tener que lavarme para cenar. La marca del indio es uno de esas agradables recuerdos de la infancia que estaban ahí, enterrados en algún lado, pero nunca olvidados. Y volvió a mi cabeza cuando este agosto le vi a mi padre hacer la marca a mi sobrina de dos años.

Teniendo, como tengo, esta cierta tendencia melancólico-reflexiva, no pude evitar ponerme a pensar en todo lo que va pasando pero no perdiendose, sólo pasando. Y repitiendose. Esas personas que parecen estar puestas ahí una y otra vez, siempre en el mismo sitio. Mi padre y su marca del indio. Y mi madre sentada en una silla de madrea y mimbre mientras un bebé está metido en un barreño azul con agua al sol, y con un gorrito blanco, disfrutando de un apacible baño [mi hermano, yo, mi sobrina, por orden cronológico y con casi treinta años de diferencia entre los tres]

Son esa clase de recuerdos que te acarician a la vez la tristeza y la alegría con manos muy suaves. Yo estoy aquí sentado, pensando en ellos, en que los quiero, y a la vez oigo a mi sobrina al otro lado de la puerta, jugando y rebullendo, y tengo tantas ganas de llorar como de tener a alguien alguna vez sentado bañándose en un barreño azul al sol, y llevarlo alguna tarde a la laguna para poderle hacer la marca del indio. Enseñarle lo que yo aprendí. Llámalo melancolía, instinto de perpetuación o lo que quieras. Pero me parece increíble que haya cosas que nunca nos podrán quitar.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Stop and go





Quieto ahí. No muevas ni un sólo músculo. Ni respires, o lo próximo que notarás será cómo piso el acelerador hasta que nos salga uno al paso, y la liamos. Vaya si la liamos. Que estoy muy loco, colega. Que lo estoy.



Vámonos. Vamos, ¿ no ves que está en verde? Vamos a llegar tarde otra vez. Mi madre nos mata, si es que siempre igual. Si no hubieras echado aquel cigarro ya habíamos pillado otra combinación de tráfico. Qué asco. Siempre, siempre, siempre igual.




Menuda tarde de mierda. Esto no se acaba nunca. Central. ¿Central? ¿Me oyes? Nada, aquí andamos. Oye, algo por ahí? Vaya tarde de mierda. Voy a dar la última vuelta. Corto y cierro, central. El lunes empiezo a correr, coño.



Lo bueno y lo malo que tiene esta ciudad es que todo mundo acaba por encontrarse.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Vuelta y vuelta

- Debe ser terrible ser un filete crudo. Ya sabes, estás apiñado con otras jugosas piezas de carne en un lugar frío, dentro de una bolsa de plástico (asqueroso tacto el del plástico humedecido con ese jugo) y de pronto aterrizas en una seudobañera de aceite hirviendo que chisporrotea al soplar, y cambias paulatinamente de color, de textura, de consistencia, para terminar despiezado con frialdad y vilmente aplastado. De hecho, al final no eres sino mierda.

- ¿Eres gilipollas?

- ¿Qué dices?

- Que si eres gilipollas.

- ¿Por qué?

- Porque la gente normal lo único que hace es comerse el filete y punto, no da una disertación en la mesa sobre la metafísica de la carne frita.

- Pero bueno, en fin. Forma parte de mi libertad. Sabes, puedes comerte el filete sin más, y con las mismas implica que vives tu vida sin más. Dejas pasar las oportunidades, los momentos, los segundos ante tus ojos, y se van, los malgastas.

- Eres gilipollas. Porque mientras tú piensas eso al comer un filete es cuando estas malgastando tu vida. Y es que ni te habrás enterado a qué coño sabía. Esta tarde estaba en la plaza mayor comiendome un helado que se derretía. Estaba solo, con los cascos. Tirado como un perro. Veía su cara, la suya, y luego la de todos. Me jodí los pies con las Converse, luego en Anaya me hice el bohemio. Y tú ahí, con el filete. Espero que al menos hayas sacado algo en claro.

- Sí. Que tú puedes ser el próximo filete.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Perdona, ¿te puedo meter fichas?


Tú no sabías quién era yo, y yo tampoco. Quiero decir, que yo tampoco sabía quién eras tú, aunque en tu defensa reconoceré que tampoco sé quién soy yo. Coño, qué trabalenguas. La cuestión es que no nos conocemos, ¿no? O no nos conocíamos. Venga, mira, pues me da igual. Qué quieres que te diga, si no me esperaba una respuesta así, es la cuestión, la cuestión es esa, que soy un quejica, y lo siento. Bueno, no, no lo siento. Es que me gusta quejarme. Me gusta y me asusta. Ya veo que a ti no. Que ni te gusta ni mucho menos te asusta, aunque también se echó en falta un poco de delicadeza por tu parte. ¿Qué eres? ¿De las que afirman estar hartas pero nunca lo dejan de lado? ¿Harta de qué? ¿De tipos como yo o situaciones como esa? Te advierto sin ningún rencor que los tipos como yo tienen facilidad para encontrarse en situaciones como esa, así que no te extrañe si me vuelves a ver, o ves a similares. ¿Por dónde iba? Ah, ya. Harta. Pues mira, yo también estoy harto. Ya, ya sé que ya lo he dicho, y que esa fue la causa, y esta conversación es el efecto, soy de los que utilizan la lógica básica y las palabras esdrújulas para dejar sin recursos al contrario. Vale, en el fondo no es que use las palabras esdrújulas, es que uso millones de palabras, y no sé por qué ahora tú no hablas. Supongo que preparas tu réplica retórica [ves, ves, ves, esdrújulas, esa es la clave] que tratará de alcanzarme a la altura del hígado. No creas que me preocupa, más bien me avergüenza. No por ti, claro, perdona, pero no tendría por qué avergonzarme por ti, no ves que soy estoico y pesimista, me refería a avergonzarme por mí y lo próximo que pueda ver cuando me acueste. Mira, ¿sabes qué? Que mejor lo dejamos en empate, que tengo que irme a escribir una novela breve con la intención de ganarme la vida de otra forma y esto no me lleva a ningún lugar propicio. Ah, y que lo siento, que al final no te he metido fichas. Bueno, pues nada. Ya otro día paso a verte con cerveza y si eso, acabamos con esto.

martes, 1 de septiembre de 2009

Bi-Polar


A medida que nos acercábamos al infierno polar antártico se fue dibujando en mi interior una sensación de derrota premeditada. Luego, durante muchos años, recordaría aquella sensación como la clase de experiencia que no querría repetir jamás. Fue todo una cuestión de actitud, desde que nos subimos al Brynnia, de madera contrachapada y tres mástiles, la profecía autocumplida empezó a crecer en mi interior, en nuestro interior. Y así hasta el final. Me complace recordar ahora también que nunca bajaron nuestras cabezas. Pero reinaba el derrotismo y fue cuestión de tiempo nada más el quedarnos encallados, como si los glaciares olieran, igual que los perros, el miedo.

Algún tabloide nos maltrató, otros fueron más condescendientes, y de entre todos ellos sólo nosotros sabíamos, sólo nosotros podíamos saber la verdad.

Por eso, al siguiente año nos reunimos en el camarote de Dave la semana antes de cruzar el Trópico de Capricornio. Los siete nos miramos a los ojos, y sonreimos. No hubo ni una sola palabra más. Abrace a Arnold antes de salir, pero tampoco hablamos, sólo sonreimos de nuevo. 9 meses después habíamos girado completamente sobre el mundo sin escalas, y los tabloides volvieron a hablar, esta vez con palabras de redención. Lo hicieron, decían.

De entre todos, sólo nosotros sabíamos, sólo nosotros podíamos saber la verdad.

Que si aquel viaje fracasó y el otro fue un éxito aunque retornásemos al punto de partida se debió únicamente a una tarde de actitud y otras trescientas de recuerdo.