lunes, 26 de enero de 2015

El Pasado



El Pasado somos nosotros en la despedida de un amigo, congelada en el tiempo como el simulacro de un funeral pero con cervezas y riendonos. Como el simulacro de uno de nuestros funerales, que serán riendonos y con cervezas. Luego, en la soledad de la casa, vendrán las canciones tristes y el apabullante muro de los recuerdos, las lágrimas sobre la almohada o sobre el pecho de nuestras parejas. Vendrán, pero vendrán luego. Nadie nos robará que fuimos un momento congelado en el tiempo de una tarde de enero, tras vaciar un piso, sudando, sin sentir el frío proverbial, acariciados por el sol y por la fuerza de una juventud que aún nos desborda.

 Tenemos la obligación de ser absolutos porque somos jóvenes. Seamos absolutos. Hoy no vale más que  recrearse un segundo. "Se fue, ya no está; la vida sigue."Luego se ahuyenta la imagen con un giro del cuello, se espanta el fantasma que nos ronda, y sigue el camino por la acera, resistiendo el viento que recuerda que aún no hemos cruzado a la estación donde todo nace. Que  estamos hibernando como semilla que, oculta en la tierra, todavía no germinó. Somos quizá estrellas fugaces que han iluminado momentos, que han desterrado la oscuridad de algunas noches. Somos los partidos de NBA y las Superbowl mientras la ciudad duerme. Los muertos vivientes de los miércoles de cine con las salas vacías.

 Nadie reconocerá nuestras letras ni hemos firmado en las paredes de cada bloque del barrio. Nadie sabrá que hemos llegado a existir. "Sí, estuvieron. Vivieron aquí, sus caras eran familiares. Nunca supe nada de ellos." Los periódicos quedaron para otros con más ansia por la fama. Nuestro solo fue, y ya es, y ya no es, El Pasado. Nuestro futuro será en conjugaciones desconocidas. Lejos los verbos atrevidos y adjetivos hirientes con los que sorprendimos a propios y extraños en los bares donde nos emborrachamos hasta acelerar el pensamiento, catalizando tremendas incoherencias, olvidando los fallos que nos convierten en humanos. Algunos nos vieron en esos momentos. "Mirad, son felices. Son sus caras las que querríamos;son sus pocos años y sus muchos sueños, aún no quebrados por el peso infame de la experiencia acumulada, los que anhelamos, y sin embargo ellos los tienen (los perderán, nosotros ya los perdimos, solo eso nos consuela)."

Quedarán de nosotros las fotografías, malditas o salvadoras. Quedarán grabadas en un rincón de las emociones que se albergan en recónditos lóbulos de nuestro de por sí retorcido cerebro. Nos asaltarán de nuevo en inesperados momentos que han de venir, desarmados por el frío en un invierno cualquiera de todos los que llegarán a la ciudad. Estaremos ya lejos y seguramente olvidados de los demás, pero nunca olvidados de nosotros mismos. Nos abrazaremos a la imagen que, como un relámpago, nos atacará desde un punto oscuro de nuestro campo visual, y entonces, entonces y no ahora, será difícil ahuyentarla con un giro de la cabeza, con desidia. Porque entonces, entonces y no hoy, será oro. Será El Pasado, que nos pesa en los bolsillos y, por supuesto, será un lastre que nos impida avanzar con la facilidad que se les supone a los prohombres que han de regir el mundo. Será ese lastre, pero será nuestro tesoro. El tesoro de las noches que reinamos, de los días que perdimos de resaca, y de las tardes, como esta de la despedida, que nos convirtieron en amigos. A fin de cuentas, somos jóvenes, y es nuestra obligación la de ser absolutos.