miércoles, 13 de julio de 2016

decir sin palabras

Dans la vie, l’essentiel est de porter sur tout des jugements à priori. Il apparaît, en effet, que les masses ont tort, et les individus toujours raison. Il faut se garder d’en déduire des règles de conduite : elles ne doivent pas avoir besoin d’être formulées pour qu’on les suive. Il y a seulement deux choses : c’est l’amour, de toutes les façons, avec des jolies filles, et la musique de la Nouvelle-Orléans ou de Duke Ellington. Le reste devrait disparaître, car le reste est laid,
Boris Vian, L'Écume des Jours


Yo no tengo ya desde hace años las palabras para hablar de lo suave que es la brisa de verano que  esta noche me está acariciando al entrar por la ventana: me las he gastado escribiendo microrrelatos bastante malos en folios rosas autocopiativos. Desde luego se me queda muy grande este juego en el que siempre pensé que se podía ganar y en el que me descubro las más de las veces apostando a no perder. 10 (¡¡diez!!) años después me he reencontrado a un Boris Vian que no supe entender cuando era estudiante de bachillerato y los conceptos abstractos eran "resaca" y "follar". Hoy me han operado por primera vez desde hace 24 años. Yo ahora vivo de estar al otro lado de esa mesa. Vivo con el pijama del color opuesto al que me he colocado. El paciente se pone nervioso, el médico se preocupa. Yo hoy he estado nervioso, he agradecido que desconocidos me hablasen y que alguien saliese a decirle a mis familiares que la tardanza no se debía a que nada me hubiera pasado. Dormiré con dolor, pararé en casa las horas que de otra manera hubiera quemado mordiendo mi juventud en la calle o en la cama. Quién sabe nada de los caminos de la empatía, quién sabe lo que valen las sonrisas. Lo único cierto, a la manera de Vian, es que solo hay dos cosas: el amor y la música, el resto es feo. Son feos los días gastados mirando el móvil, son feas las tardes sin querernos, son horribles las etapas llanas del Tour entre la connivencia de la mafia del pelotón. 

Hace años que ya no tengo las palabras para que se forme ante tus ojos la noche de mi calle anaranjada y silenciosa que se mofa de la media luna; se me han ido con el tiempo libre y las libretas que me acompañan en el bolsillo. Por momentos queda la música, queda en otros momentos el amor. Queda Vian una noche como esta, que reaparece para no dejarme dormir con dolor. Queda la música, el amor, queda un verano que abre sus fauces para engullirnos.