viernes, 14 de octubre de 2011

bombón

Así fue como todo se paró de nuevo, el relámpago en la noche, las seis de la mañana y la cocina siempre está encendida para alumbrar el pasillo, los dos lados de la mesa son equivalentes como es equivalente el tamaño de las manos y el silencio que no es silencio porque sonríes y eso hace estruendo contra la pared, sonríes y eso rompe platos contra el suelo, sonríes y eso nos llena de sangre los pies y las sábanas, pero queda el momento congelado en que todo se detiene de nuevo aunque ya no sean las seis de la mañana sino el mediodía, y afuera el sol y los vecinos, la ropa tendida contra la pintura blanca, las persianas que se abren y la radio con los magacines locales, se gasta la tarde y te secuestraré secuestrándome; todo se para porque sonríes, todo se mueve porque sonríes, me ato la garganta porque sonríes y me hago budista porque sonríes, te cuento constelaciones en la espalda porque sonríes, te follo porque sonríes y te dejo de follar porque sigues sonriendo, porque alguien pregunta por mí en el portal; llegaremos lejos y a ninguna parte, y ahora no estás y busco huracanes en las noticias para saber de tu paso por el mundo como una noche que se detuvo, un relámpago, los dos lados de una mesa con mantel, leche y miel, lo cotidiano, y sonríes porque vale millones y entonces sonrío sabiendo por qué, porque de vez en cuando hay un tsunami y yo sé que habrás sido tú, bombón, y entonces, entonces sonrío aunque te hayas ido.

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