viernes, 23 de octubre de 2009

Me pone Isinbayeva



Me pone Isinbayeva, ¿la has visto? Con su vestido gris perla, con ese recogido de princesa que tiene, con ese torso de pectorales de gimnasio que se entrelazan como una cremallera a la altura del esternón y un trapecio que desfigura sus femeninos hombros convirtiendola en una figura andrógina, alta, cuadrada, con relleno en el escote para realzar unos pechos que las hormonas de tantos años han hecho pequeños y ovalados. Me pone Isinbayeva, cómo sonríe, cómo le lanza los besos al público del teatro Campoamor, me ponen esos dos ojos de hielo, cómo desliza las uves, cómo arrastra y desgasta las cés con sus labios, no puedo resistirlo cuando le dice que sí al presentador de deportes del telediario de la uno, cuando se da la vuelta y enseña todos los músculos de su espalda en ese vestido para top-model, que ella lleva a trompicones por la alfombra roja de la realeza, que baja a la tierra, dios, cómo me pone Isinbayeva.

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