viernes, 23 de mayo de 2008

En rojo

Me he colgado del cuello el palestino rojo y negro de una chica que olia a frambuesa y que lo perdió en el Country. Ahora tengo en la nariz el olor a frambuesa y juego a inventarme una cara y una historia, aunque sepa de sobra que nunca suelo ser el protagonista de esa clase de cosas. Quizá debería improvisar alguna vez el guión definitivo que siempre escribo y que después yo mismo borro. Mi habitación ahora huele a frambuesa y ya tengo tres palestinos, sin haber comprado ninguno, y la historia de cada uno es mejor que la anterior.
Pero mi preferido es el blanco y negro. Porque son colores de película y porque vino del Líbano. Pero esa, sin embargo es la historia que menos me gusta de todas. Debería mandar náufragos para ser uno más del rebaño.
Me he colgado al cuello un palestino que ahora es mío.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo tuve un palestino,..aún lo tengo aunq ya no lo uso,el tiempo fue cambiando mi estilo de vestir y creo que ya no m sienta bien pero me encanta verlo.
Tenia una mania tonta, claro, una mania que era que despues de una noche interesante, un dia de locura, un enamoramiento inesperado,...yo le hacia un nudo a los flecos y lo tengo destrozadico,...pero me gusta verlo de vez en cuando
un saludo

Paz dijo...

yo sólo he comprado dos palestinos a lo largo de mi vida, y los dos los he regalado.

Una vez, me regalaron uno y le até un cascabel (cuando era cosa de hippies lo de llevar palestinos), lo perdí aquella misma noche.
Supongo que alguien se lo encontraría, y se lo pondría al cuello.

O lo tiraría a la basura, por aquel entonces, no estaban bien vistos.