martes, 19 de octubre de 2010

Marlowe sigue vivo, me lo dijo un amigo (Parte VI)

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VI. "Es una tribu de ficción, síndrome del bufón, héroes de novelista berbiquí, provocando desprecio y reacción"

Eileen se fue con un cantante. La vida es así. Yo no canto bien en absoluto, de modo que comprendo perfectamente bien su elección. Luego bebí, y eso tampoco mejoró mi voz. Visto por ese lado, Eileen tuvo una gran visión de pasado y de futuro. Me gustaba cómo se movía, me gustaba, era una mujer fuerte. Acaso todas lo son, no lo sé, nunca me he doctorado en esto. Eileen se fue con un cantante. De vez en cuando pongo la radio o escucho a alguien cantar sus temas por la calle, y me acuerdo de ella, con esa melancolía que te pega en la boca del estómago. Nunca he llegado a ver su foto en las revistas, pero si la viera, la recortaría y se le enseñaría a la gente.

Eileen se fue y su hueco lo ocuparon los problemas. Sin chica, sin dinero, sin alpiste, sin dinero para alpiste, con el despacho vacío y algunos hijos de puta llamando a la puerta para exigir. No enfoqué las cosas desde el punto de vista adecuado. Eso lo pensé durante tres años a la sombra. Yo tenía una carrera. Yo sabía qué hacer con mi vida, y en lugar de eso me fui equivocando de una en una. Al final llega un día en el que despiertas, y no puedes equivocarte más. Me equivoqué también con las mujeres. Me equivoqué sobre todo con las mujeres. Todo esto lo pensé mientras tenía en el hombro a la señorita Rose Black llorando por el cabrón de Joe el Gerente. Pensé que por culpa de zorritas como Rose Black y cabrones como Joe el Gerente había llegado a estar jodido, y que mañana me afeitaré y desayunaré café bien cargado.

- Señorita Black, ¿conocía usted a Joe?
- ¿Qué dice? ¡Pues claro que lo conocía!
- Esto...no me he expresado bien. Bíblicamente, que si lo conocía bíblicamente.
- ¿Es usted gilipollas? Joe no pisó una iglesia en treinta años...

Gilipollas. Gilipollas son las pelirrojas sin estudios obligatorios ni sentido del tacto. Ni sentido bíblico del tacto.

- Que si se había follado usted a Joe el Gerente, señorita Black.

Ya sé que te lo has follado, tú también lo sabes. Quizá hasta su viuda lo sabe. Sólo di que sí, y podremos hablar más claro. Pero antes de que me contestara, el negro hizo acto de presencia en el salón, con la clarísima intención de soltarme un par de hostias. Rose lo detuvo.

- Déjalo estar, Cleetus, el señor Brats quiere hacer un libro a la memoria de Joe. Es necesario que sepa ciertas cosas. Verá, señor Brats, yo... Yo...
- ¿Hacía usted la calle?
- Sí... eso es. Yo hacía la calle antes de conocer a Joe. Pero él me sacó de ahí, me trató genial, yo era diferente: él me hacía sentir diferente.

Para el carro, tía, esta peli ya la he visto y siempre acaba con pañuelos de papel, pero ahora no estamos llorando por ti, estamos llorando por un gordo cabrón que se fue al agujero lleno de deudas.

- ¿Le mencionó alguna vez él que tenía esposa e hijo?
- Sí, nunca me mintió. Nunca esperé nada más de él, nada más de lo que podía darme. Y me daba mucho.
- Comprendo -no, no comprendo, estamos hablando de un bipolar cojonudo que trata a sus amigos y clientes como el culo, y que sin embargo, saca a una putita de la calle y le pone una mansión, me estoy perdiendo-. Comprendo, señorita Black. Todos queremos honrar la memoria de Joe el Gerente. Le propongo que venga el martes a las 19 al Art's Coffee que hace esquina en La Marina Park, donde nos reuniremos unos cuantos allegados. Le garantizo discreción.

Le garantizo discreción y que más que un funeral a su memoria, va a ser una jarana de las que hacen época.

2 comentarios:

Paz dijo...

lo del Art's Coffee en la Marina Park me ha matado.
(Y eso que hasta aquí, me he leído los seis del tirón)

Paz dijo...
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