martes, 9 de septiembre de 2008

El Blues de Videmala

En honor a Sir Kronen.

"Sabes?
En Videmala llega una hora de la madrugada, a últimos de agosto, o la primera de septiembre, en que se acaba el mundo.
No es ningun Gran Colisionador de Hadrones, que amenaza con terminar con esta puta historia con un agujero negro por el que nos iremos como tragados por el gigantesco retrete del universo.
Se trata de una sencilla sensación en el estómago, cuando las luces se han apagado, y tú te quedas mirando a su espalda, cómo se va, y todo lo que tienes que decir es basura, y risas, y el momento para el que has estado ensayando ya se ha ido, y nadie te va a creer nunca, por mucho que dejes de sonreir y pongas tu cara convincente. Por mucho que tires a esa tapia de piedra el vaso con el whisky naranja barato, para que vean que ya no bebes, que si lo haces es porque te da la gana, porque te entiendes con el etanol, y sabes cuando te hace hablar, y cuando tienes que mandarle que se calle. Pero ellos están ahí, están fuera. Están sentados, o de pie, y qué más da, si no son los que deben escuchar.
El Blues de Videmala no es poesía marica de contenedores grises, es una canción con la que cantar cuando a las seis de la mañana echas vaho por la boca, y no te la va a cerrar nadie. El Blues de Videmala es el frío en la espalda sudada.

Qué cojones. El Blues de Videmala es cuando ves que otro año más no has hecho nada porque has mezclado tantas veces la risa con la realidad, que ni tú mismo sabes distinguirte de tu propio personaje, se llame Rubén o Víctor, se llame Jaio o Derteano. El Blues de Videmala no se canta, no tiene letra, porque todas las letras están escritas ya, o acabarán por escribirse algún día.

La poesía marica de contenedores grises diría que el Blues de Videmala es intentar querer, y tener que fingir que todo va bien. Pero la verdad es que tanto ruido para nada, y nadie va a escuchar la verdad que tenemos, porque esa se dice callando. Pero yo no me voy a rendir tan fácil. ¿Tú? Tampoco."

1 comentario:

RubenBartolome dijo...

Me contaba un conocido de Madrid que todas las ciudades son iguales, sobre todo de noche. Poco ruido, poca gente y poca luz. Yo como soy de pueblo no conozco muchas ciudades y no puedo compararlas, aunque las pocas que conozco me parecen tan distintas... Alomejor mi conocido no sabe escuchar a las piedras, que en madrid haberlas haylas, como las meigas, aunque mucha gente ni las haya visto. Yo me pare a preguntar si los pueblos son todos iguales, y bueno, lo que se diece de las unas, se puede decir de los otros, aunque tristemente debo decir que los pueblos si que se parecen unos a los otros. las piedras de las ciudades hablan, a veces susurran e incluso de vez en cuando gritan, pero solo cuando lo necesitan. Las piedras de Zamora, son dificiles de escuchar, al menos de entender, pero si tienes intencion acabas comprendiendolas. Las piedras de pueblo callan. Otorgan un silencio sepulcral a quien las observa en la noche. Dicen, que en verano murmullan, hablan entre ellas, pero el hombre que hace tiempo les dio la espalda no sabe descifran su lengua. Los pueblos, por tanto, una vez que lleva Septiiembre, Ooctubre si me apuras, se silencian y mantienen la compostura durante medio año. En ese medio año, suelen ver tristeza y dolor. Tañir de campanas, coches funebres. Los meses de invierno se cuentan por muertes, el frio recio castellano desgasta año a año, como desgasto la posguerra y el hambre a quienes hoy guardan y vigilan con sus manos temblorosas nuestros pueblos. Tú, como yo, que somos hombres de pueblo, que somos gente con burras en las manos y moreno en los brazos, podriamos sin ningun problema guiarnos en cualquier pueblo de la geografia zamorana en una noche de noviembre. Y eso que noviembre es el mes mas oscuro, mas siniestro.

Esto que te cuento, lo hablaba con un amigo, de los que entienden lo que digo igual que tu, entre cervezas esta misma semana. El, cuando termine de desvariar, se quedo en silencio, como los pueblos y me dijo que algo tenian que tener que los distinguiera, sino que triste seria la existencia de los pueblos. Si, hay cosas que los distinguen, pero hay una cosa que me emocionó de esa conversación. Todos los pueblos tienen ese "noseque" igual, que los hace pueblos, que hace que tengan ese sabor a añejo, a comida familiar de domingo, a no prisa, a no humo. Pero como te decia, tienen algo especial, la gente. Pero aun eso, es bastante parecido, basta con conocer a la gente del lugar para que esas piedras tengan un idioma mas cercano al nuestro. Sin embargo, amigo, ni conociendo a gente de otros sitios se puede tocar un blues en cualquier lugar. Quizas es por ella, ella siempre fue una musa, pero musas las ha habido a patadas y bluses solo unos pocos.