martes, 3 de junio de 2008

Placer por placer

Para una nueva idea, que nace a cada paso.
"Ella le dijo, con gran sinceridad y algo de morbo, que tenía hambre de hombre. Él le confesó que se moría de sed. Así que mientras ella le devoraba la vida, él se la bebía a morro. Y fueron uno y medio hasta las dos menos veinticinco.

El resto de la historia se resume en un simple párrafo. Amaneció, y cada uno cogió un taxi diferente a una hora diferente, dejando encendida la luz, y el último que cierre. Llegó la tarde, y se llamaron, primero uno y luego otra, al móvil falso que se habían dado. Se rieron, y se maldijeron por lo bajo, por conocerse tan bien y tan mal en tan poco tiempo. Llegó la noche, y cogieron camas diferentes, y durmieron solos. Y despertaron sin nada que hacer.

Él escribió en una libreta negra que ataba con una goma, que las cosas buenas no duran más que una noche. Ella le contó a una amiga que ataba con un capuccino, que las cosas buenas no deberían ser tan cortas."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo bueno si breve, según dicen, dons veces bueno.Aunque a veces si es muy bueno te quedas con ganas de mas.
Muy buena la historia...