Para una tarde de viernes despreocupada. Una coplilla de mis tiempos mozos...ayy, que tiempos.
"No dejaré que te vayas sabiendo que me has ganado con un ejército de dos soldados, en una batalla en la que yo y mis circunstancias éramos minoría absoluta, no dejaré que te vayas, quizá esa sea la clave de que no lo sepas.
Pero llegará el día en que quien se vaya seré yo, y así son las cosas, y así no te las voy a contar nunca, porque sé que no escuchas cuando canto, y me estoy dejando la voz sin tener que gastarme ni un duro en cigarrillos, y encontrandome piedras en las aceras, y papel de liar en las habitaciones que se vacían.
Estarás ahí, con la misma cara de los últimos 10 años, y yo estaré aquí, hundiendo mi Armada Invencible en la Imprenta, en las aguas de Valencia, pero no en sus costas. Con humo en el aire, y preguntandome si acabar es digno comienzo para un final abierto.
Me dará el sol en la frente, cuando mire al naciente para ver si vienes, pero será tan tarde que quizá ya ni necesite camuflarme tras las gafas que me cobijan cuando me vuelvo tímido y no me sale ni el cantar yendo de borrachera, como todas las veces que he destrozado el Bolero de Algodre en memoria de mi patria, y digo que por el río Malo bajaba una canoa.
Perderé las mismas veces que no intente ganar. Por eso, y porque temo ser cobarde, me arranco por soleares, y te digo que cuando vuelvas le habré puesto jardines a la luna, para que alguna noche de verano se siente en los bancos enfrente de mi casa. Así, quizá habre conseguido lo que nunca me propongo, que es dejar de lado mi lado oscuro, y abrir los brazos a otra vida. Que no es nada especial, es sólo sentir que respiro."
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