Me lees. Te entran por tus ojos mis letras. Los colores del fondo, las frases que encadeno una tras otra. Te entran las historias, las críticas literarias, alguna risa. Quizá la música que suena de fondo te evoca algún sentimiento, quizá tengas puesta tu propia música y la mía te molesta y la has pausado. Quizá has venido por casualidad a esta web, y te está gustando, o la estás detestando. Quizá te he dado la paliza para que me leas y no sabes si te va a gustar o no, pero me lees por no aguantarme. Estás saltando de una línea a otra y sólo ves más letras, sin dibujos. A lo mejor me entiendes en realidad. A lo mejor crees que me entiendes. A lo mejor no me entiendes. No sabes si esto es poesía prosificada, o son sólo desvaríos, tal y como pregona el título del blog. Pero llegas, y lo lees; me lees.
Sólo te planteo una cuestión: que nunca sabrás si es verdad o mentira.
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