jueves, 22 de abril de 2010

Miniatura plomada de Waterloo

En Waterloo había llovido, colega. No te imaginas qué noche aquella: nos embarramos las botas, olíamos a mierda como ahora, olíamos a verdadera suciedad, de la que llevamos pegada debajo de las botas como barro que hubiéramos pisado; pero esta noche no, esta no es una noche de rocanrol, como dirían los Barricada. Esta noche sólo esperamos, como en Waterloo, a que deje de llover, a que se haga de día y se seque el suelo, se seque el barro y podamos mover la artillería. Sin embargo ha llovido y huelo, huelo mucho y mal [aunque no me he mirado las botas] Estoy seguro de que esto no está seco aún, seguro de que moveremos los cañones y nos quedaremos enclavados. Seguro de que garabateemos el mapa como sea, nos van a desterrar a Santa Elena.

1 comentario:

Paz dijo...

En Waterloo siempre diluvia (Doy fe)