lunes, 16 de marzo de 2009

Aullido, de Allen Ginsberg

A mediados de Junio me junté con unos cuantos experimentos escritos a mano, y se los envié a Clifor en busca de una segunda opinón poética. Clifor me hizo una lista con los libros que debía leer si quería saber lo que era poesía. Libros que yo he ido devorando poco a poco, sin hacer ruido, deteniéndome lo justo en unas esquinas y parándome todo el tiempo del mundo en otros. Esta semana he llegado hasta el "Aullido", de Allen Ginsberg, autor norteamericano de la segunda mitad del siglo XX, miembro intemporal de la Generación Beat.

Aullido es eso. Un desgarro en la garganta, sacar la locura que se agolpa en las neuronas a base de aporrear una máquina de escribir con metáforas de verdad, de la verdad que sólo ven los que ya están ciegos. Ginsberg grita y se revuelve contra una realidad depravada que no merece ni apelativos de cine negro, es sólo tierra de alcohol y manicomios, de comunismo panfletario acorralado por la caza de brujas, de poesía contra todo y contra todos, lejos de la caverna academicista.

Aullido es un libro con fuerza, la fuerza que le da el dolor. Aullido es sincero, y eso es lo que le da el valor. El valor de esta poesía que no recurre al pastel del amor edulcorado, que no recurre a las leyendas gitanas ni a la Guardia Civil, que no se va de Castilla, sino esta poesía americana que hace lo que todos deberíamos hacer en algún momento. Ser sinceros.

"He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura..."

1 comentario:

Clifor dijo...

Un libro genial, desde luego. Ya te recomendaré algún otro libro.

Cuídate.