sábado, 8 de noviembre de 2008

Krónica de los 21

Un señor, un maestro. Un compañero, un amigo.

Hace una semana le tocó a él narrarme, y hoy soy yo. Porque llegó a este sitio 358 días antes que un servidor, y algo más que yo sabrá del mundo, aunque no sea ni mi padre ni mi hermano, ni otros loables hombres que en el mundo han sido, y de los que tengo que aprender. ¿Pero qué quereis? Si me ha enseñado tanto en tan poco tiempo...sobre todo en cuanto a léxico. Me saca de jarana. Me dice que soy un marica subecarros, echamos pachangas, las noches suelen ser sublimes y/o gandérrimas. Gora Kata e Ylenia, macho. Y demás paridas que no muchos entienden, ni están dispuestos a entender.

Él es un tipo curioso, cuanto menos. Un bachillerato de Ciencias que le lleva a una carrera de Letras en una Universidad Pontificia. Al menos, alegaré en su defensa que fue por vocación, pues no muchos narran con cinco años y un magnetófono partidos de fútbol entre sus cromos. Pero él, por vocación, más bien debería haber salvado al Cristo Rey, de división Preferente de Salamanca, que necesitaba ganar los 8 últimos partidos; o debería haber ganado el Trofeo Iberdrola de Ciclismo algún 19 de Marzo, atacando en la subida del Puente de Pino. Para que le viéramos nosotros, que estaríamos en alguna curva de la subida con pancartas ofensivas hacia el resto de participantes. O quizá con alguna que le hubiera hecho reír, pero eso es más difícil, porque es el cerebro de las bromas.

Lo conocí por una serie de casualidades. Y en el centro de estas casualidades, está Videmala [porque Videmala es el centro de todo, si no lo habíais visto aún] Está Videmala, están sus fiestas. Está la buenorra de su prima, está mi pequeña Taxis. Y luego le vi en el Fútbol Sala, con su mítico megáfono de increpar. El de los buenos tiempos, el de las aficiones cachondas y desinteresadas. Y después un día viniendo en el Zasala, y creo que esa fue la semilla. Después nos ató el Zamarat, y después la jarana. Me contó el proyecto de Odio. Y empezamos a hablar. Y a escribir. Sacrifiqué mis exámenes de Junio entrevistando a las internacionales sub 19, viendo partidos de la Selección con la camiseta y la sublime bandera de Portugal, tenemos vagos recuerdos de La Fuga, y tal.

Siempre pensé, y pienso, que él es una persona que se esconde detrás de un personaje, como otros muchos en esta vida han hecho. Y si el personaje tiene sus puntos geniales, la persona supongo que será genial. Y digo supongo porque aún no le conozco del todo. Y es que, en primer lugar, no se conoce a nadie [ni siquiera a uno mismo] del todo, jamás. Pero por otra parte, sería decir que ya he pasado de todo con él. Y no es cierto.

Nos falta una fase de ascenso a Liga Femenina. Nos falta un partido del Copa del Rey en el Bernabeu, y muchas charlas culturetas. Nos falta un libro de David González, y de Chuck Closterman. Nos faltan dos o tres borracheras más. Unas fotos con la ciudad apagada, y los cuadernos en llamas. Más fiestas en Videmala, jugando a los chinos en misa. Y luego escribir sobre el Blues de las calles de mi pueblo, y de la niña que aún ha de rompernos el corazón.

O no, qué coño. Nos lo romperá antes el poema que no vamos a escribir nunca. El partido que nunca vamos a ganar. La entrevista que no se va a a publicar. La tarde que no bebamos un par de cañas tras un baloncesto. El día que reneguemos de Zamora, y volvamos la cara al ver la seña bermeja. El día en que te cortes el pelo, y yo me quite el palestino. O el whisky barato.

Has venido a este sitio para escribir algo como Hank, con algo de locura, pero tú serás como Paul Auster, y escribirás aquello de que prefiero una botella mortal a una lobotomía frontal.. Siempre tienes algo que contar, por eso me paso alguna que otra tarde escuchándote. Tú siempre conoces a esa chica que baja por La Marina, por eso me junto a tí, porque alguna vez ellas se acuerdan, y me dicen aquello de "eh, tú eras el amigo de...!!" Tú siempre tienes contactos en algún lugar interesante, así que es genial llegar de incógnito haciéndome pasar por tu sombra y colarnos en La Vuelta a España.

Un día nos tomaron por Pereza, y otro día mucho después intentamos cantar a dúo una de Pereza. Pero creo que por aquel entonces yo ya me había dado cuenta de que tenemos otro par de canciones que cantar. Y una de ellas es la tuya. Tú me pusiste una canción emotiva, porque conoces mi parte sensible. Yo sé que tú también la tienes, pero hoy voy a hacer creer que soy un tipo duro que pasa de emociones, y voy a volver a la orquesta de mi pueblo, y cuando nos pusimos [otra vez más] a vocear.

1 comentario:

Clifor dijo...

Yo os puedo prestar los libros de David González que queráis. Me faltan solo 2!!!

Como diría Loquillo "sé que mi personaje/ es el precio/ que debo pagar/"

Saludos!!