sábado, 15 de noviembre de 2008

Cristal



Pero no cristal del que esperas. No es cristal de ése, amigo. Si quieres que te meta en ese garito, habla con el mierdas de esa otra esquina. Este es otro cristal, del que se te va a clavar muy dentro en el paladar en cuanto te lo metas en la boca. No he visto nunca fumadores fuera de las puertas del hospital, y ya llevo tres años en esto. Pero es que a mí me pasan por la puerta de atrás, por aquello del cristal. Diré lo que quieran que diga, haré lo que quieran que haga, mentiré lo que me pidan que mienta. Soy suyo, me han hecho ellos. Ellos, ellos. Ellos me salvaron, y a ellos me debo. Mientras tú vas por ahí creyendo que eres libre, yo al menos sé a quién estoy atado. Mi realidad es tu realidad, pero la mía es mejor. Y no te miento, amigo. Esto no tiene que ver con el cristal, si quieres lo dejamos. Somos marionetas, amigo.

Y yo siempre creí que el mundo era magnético y yo de hierro, pero aquí me tienes, ofreciéndote un cristal, y jodiéndome de frío. Escribiré lo que me dé la gana, pero ellos hablan, siempre hablan. Me hablan al oído, me dicen que lo deje, que cambien, que abra la ventana, y eche a volar. Y les conté a ellos también lo del hierro y el mundo magnético, y me dijeron que me olvidara, así que ahí andamos, con lo del vuelo en proyecto, pasando mis ratos dibujando cosas en un papel. En ese papel. No en ese de los yoncos, no; en papel reciclado del mío. Porque yo escribí durante un verano en papel reciclado mis historias, pero me dijeron que nunca, que nunca más. Qué le vas a hacer, nada se ha perdido conmigo, tengo mi cristal y mi mundo. Mi cristal me separa del mundo, chico, así que no te interpongas. Una vez tuve amigos, y otra vez tuve amigas, pero me daba lo mismo, a ellos les daba lo mismo.

Tengo todas las ganas del mundo para seguirte contando cosas, pero espero que se ponga a llover de un momento a otro, y una cosa es que yo me pase las horas aquí pelando frío y otra muy diferente es mojarme, que ya voy para una edad, y con algo me tendré que tapar. Sé que te lo estás preguntando, llevo años leyendo miradas, y sé que te lo estás preguntando. Este cristal no me tapa, sólo me separa. Es vertical, vertical, tío, eso es, de arriba abajo. Yo me pongo de un lado, y él está ahí, vertical. Y ellos, ellos están en todas partes. Dentro y fuera, yo no se donde meterme, y creo que encima vendrán pronto. Lo sé, me dirán qué hacías hablando con ése, qué les has contado, y yo les mentiré de nuevo. Aprendí a mentirles, sabes, hace años. Y no me he escapado de aquí porque no quiero. Porque en el fondo se está bien. Te lo dan todo hecho, te tratan como un rey, y te cobran una mierda.

Dame la mano, ponla en el cristal, y podrás llevarte un cacho si te da la gana. Que no es mío, es tuyo también por el simple hecho de haber venido a verme, muchacho. Yo no pido que nadie venga, pero si vienes, quién soy para negártelo. No estoy diciendo que seas libre de venir, ya te conté antes que no eres libre, como yo, pero tampoco quiero desengañarte. Tú lo que tienes que hacer es largarte ahora de aquí con este frío del cristal en la mano, y con cuidado de no clavartelo. Y luego hazte si quieres un tatuaje de un águila en el deltoides, como los buenos moteros. Tienes una Harley, oh, dios, dime que no es verdad. Qué envidia, muchacho. Pues eso, toma este cristal, y llévatelo en esa moto a dar una vuelta, y por América si quieres. Dicen que América es la leche, que tienes miles de kilómetros para ti, y que la gasolina cuesta una mierda. Claro, por eso escriben tantas novelas de carretera, como Cormac, y Kerouac, y todos esos chicos nuevos. Nuevos en esto, sabes. Ellos no tienen mi cristal que los separe. Pero ellos al menos sí que creen que son libres. Yo sólo hago lo que me dicen que haga. Salud.

1 comentario:

Susie Q dijo...

http://www.goear.com/listen.php?v=aec7b03

"Qué putada ser cristal, este mundo no perdona..."






(Uf por fin, con este asco de línea llevaba tres días para comentarte algo!)