El frío, el pozo, la Clerecía, una rubia y yo. Bécquer siempre estuvo del lado de los que jugamos a ser el rey del imposible, de los que sabemos que es más entretenido cruzar por la cuerda floja que por el paso de cebra, de los que tenemos el Atlántico o Ámsterdam entre las cejas, y un coche con rocanrol en la guantera, y uno o dos compañeros de viaje, y un atardecer sin cigarrillos. Atravesar la frontera. Un paso o un salto al vacío. Quique González y la segunda canción del Ajuste de Cuentas. Es una trampa genial.
Me lo dijo un amigo una vez. Hay cosas que no deben irse. O quizá era que hay cosas que uno no debe dejar escapar.
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