Porque ninguno de nosotros podemos evitarlo, sentirnos en la cresta de la ola, repartir sonrisas, disfrutar de las mieles del triunfo, merecido o no, y regodearnos en nuestro sillón adulando de modo un tanto narcisista nuestros títulos en la pared.
Es entonces cuando se empieza a perder la consciencia de la realidad, del contínuo espacio-tiempo. Porque te anclas, mirando todo el rato al mismo lugar, que coincide geopolíticamente con tu propio ombligo. Qué os voy a contar. En mi pared cuelgan unas cuantas cosas de las que me he sentido orgulloso durante tanto tiempo que ahora que no dejo de ser otro losser más me doy cuenta de todo el tiempo que perdí.
Pero, aunque el caso vendría a la medida, no he venido a hablar de mí. Vengo a hablar de todos esos ídolos encumbrados por la estúpida prensa de tirada nacional. Que me encantan, desde luego, y he disfrutado con sus victorias como un enano, pero no los he puesto de marcapáginas en mis libros ni he ido a rezarles cada domingo a la capilla del estadio. Y ahí los tienes.
Los yanquis nos bajan de la nube, pregonan los rotativos, como si 111 años después, hubieran vuelto a volar el Maine en la bahía de Santiago y nos declarasen la guerra después. Creo que esto es lo bonito de España. Que en 111 años podrías poner el mismo titular en dos periódicos.
La cuestión es que ahora se esconden todas las alabanzas y se pregona el alarmismo, surgen los cenizos y todo ese enjambre de voces, como cuando pisas fuerte sobre el camino y se levanta una nube de polvo. Como todo, resulta interesante obviar la nube y esperar a ver la huella que queda al final. Pero, amiguitos y amiguitas, la interesante lección que podemos extraer hoy es que más allá de todas las voces que se escuchen, más te vale pensar a qué distancia tienes el suelo.
Más que nada, para ir midiendo la hostia que te vas a dar cuando se te acabe el gas.
2 comentarios:
Mucho mas sencillo que todo eso...la realidad, una vez mas, nos enseña a "caraperro" lo que habita en el filo de la navaja en el que nos movemos, lo que media entre lo que pasa y lo que no, en resumidas cuentas, esa cosa a la que los psicólogos racionales y ortodoxos temen tanto como un campesino castellano una tormenta en pleno mayo:LA SUERTE.
La pelota de tenis que, por una decima de segundo , bacila entre los dos campos, y al fin,soberbia, cae donde le viene en gana , determinando un resultado caprichoso...eso que San Woody Allen supo plasmar como nadie en "Match Point"...Bendita suerte...una vez mas.
No, no, no... La realidad es un suicidio. No puedes dejar de lado los "sueños del presente", o sea, las magnificaciones del yo (que, joder, son necesaria; si no me magnificase para ponerme al menos a la altura del suelo sería un tipo muy patético y eso no le iba a gustar a nadie), la felicidad del ahora y otras fantasías más o menos mundanas, porque presente es siempre y, por lo tanto, hacer eso que dices de ir por ahí pisando firme significa rescindirle a todos los sueños de todos los tipos la capacidad de -llegar a- ser. No te quedarás sin aspiraciones pero nunca vivirás su resultado. Te pasarás la vida queriendo florecer en algo mientras te sientes un gran capullo con la forma de ti. El talento es aprender a vivir entre tus propias ficciones. La gente suele confundir la realidad con una cosa externa a ellos mismos.
Lo decía un amigo: "lo más importante para ser pro es sentirse pro". Cuando pierdes la seguridad en ti mismo estás vencido. Te conviertes en un fracaso, a tus ojos al menos. Por tus ojos es por donde ves el mundo.
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