jueves, 29 de enero de 2009

Crush Syndrom

Me cazó, me cazó de lleno. ¿Cómo iba a saber que sus ojos eran verdes? Pero sí, eran verdes, eran verdes como el puto cielo, como la peor rana a la que hayas besado. Y yo mirándole a las tetas, claro está. Aunque tampoco logré adivinar su talla de sujetador, es una suerte que no me lo preguntara. Es que hay noches en que la balanza está del otro lado. O tienes a la chica o tienes la música. Y ayer tenía la música, claro que sí. Me metieron un disco entero del Boss que la hizo bostezar, pero que me hizo estremecerme. Luego cambiamos de bar, y tenían un grandes éxitos, con la Creedence, Van Morrison, los Beatles, Clapton, luego me pusieron Calamaro. Y mientras yo escuchaba sus mil historias, y la miraba insistentemente a los ojos, ni siquiera para disculparme, porque ahora sólo quería bañarme en verde, y en las cañas que nos bebíamos, y yo hacía lo que podía con mi uña negra, hacía lo que podía con mis mil comentarios a destiempo, hacía lo que podía con mi boca. La vida es injusta, y no lo puedes tener todo, me enseñó mi madre hace años. Yo la oía, y oía la música, y me bañaba en su mirada, y de vez en cuando nos reíamos y bostezábamos, y yo sabía que nunca pasaría que ella y yo juntásemos nada más que el vaso. Así me iba, en las noches de invierno con lluvia, que me daba por reir, y por soñar estupideces en las que le daba la vuelta a todas las realidades y me despertaba pensando en la clase de vida que tuve y por qué me decidí a no cambiarla nunca. Y es que la chupa de cuero de mi abuelo tenía más significado que forro.

2 comentarios:

RubenBartolome dijo...

A mi nunca me lo ha preguntado, pero me pillaría y no será por no mirarle.

Iba a decir que no lo entiendo, pero llevo mucho tiempo sin entender nada jaja

Anónimo dijo...

El cielo es verde?
Primera notícia que tengo xDDD


Orgullo ;)