lunes, 9 de enero de 2012

El hombre, el mito (VII)

[...]Qué días, esos de la pena. Qué días, me decías, como si de todos los demás días, puestos en una montaña, en algún otro lugar, nos separasen ya abismos. Yo decía: qué días, esos de la gloria, los que fueron días porque alguien nos amaba o nosotros lo necesitábamos. [...]

No hay comentarios: