- Te voy a proponer una cuestión que incluso tú, que a veces te mereces un Nobel (el premio, no el cigarro) y otras veces eres como una niña de instituto, podrías resolver. ¿Por qué sigo pillado por ti?
- ¿Quizá porque nunca podrás tenerme?
- Cierto. Sólo se desea lo que no se puede alcanzar. Esta vez te mereces el Nobel
- La culpa es tuya, yo no he movido ni un solo dedo.
- Déjalo, es que soy muy imaginativo, y en mi cabeza hay cien mil voces.
- Si las callaras, llegarías más lejos. Deeberías creer más en ti mismo.
- Si hiciera eso, me habría declarado hace mucho más tiempo.
- Eres un cómico de película y un jodido victimista.
- Ojalá fuera todo como en las películas.
- Bah, entonces no habría motivos para ir al cine.
- ¿Ves? Siempre tienes un argumento, una razón de más, incontestable. En todas partes, menos en mi mente, parezco un ignorante a tu lado.
- A lo mejor lo eres.
- A lo mejor por eso sigo pillado por ti, aunque no me hagas ni puto caso.
- Déjalo ya, Bogart, que tengo que cerrar y esta noche no me has gastado ni tres copas.
- ¿Repetimos mañana, a ver qué tal nos queda?
1 comentario:
JAJAJJAJJAJA...Aaaaay...a veces me pregunto por qué todavia algunos(me incluyo claroestá)nos creemos tan únicos si hasta a la vecina del quinto le pasa lo mismo o le ha pasado alguna vez...en fin.
Por cierto, también se desea lo que se puede alcanzar,pero pensar lo contrario resulta mucho mas autocomplaciente...y bohemio.
...ya pasará.
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