Que yo lo sé de sobra:
las misas no van a traerte.
Te conservan los western,
los pinchazos de la insulina,
siete sardinas y media,
la mano huesuda que me agarra por las escaleras
del colegio.
Hay quien prefiere el dolor,
adictos a la ausencia
crónica
de endorfinas.
Yo sé de sobra que no es mi caso,
que me quedo con tu mano,
o su ausencia,
y no una lápida.
Lo aprendí de ti:
en los western
el bueno las pasa putas.
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