jueves, 2 de abril de 2009

Pongame lo mismo

- Qué va a ser, jefe.
- ¿Tienen unos de esos...cómo se llama...?
- ¿Un qué?
- Sí, hombre, un...mire, es una cosa que usted bebe y se convierte en lo que quiere.
-¿¿Qué??
- Que sí, se lo juro, no le miento. Que se lo he visto tomar a una señora antes. Que la señora esta ahí, pidió uno de esos, y salió del bar riéndose. Que parecía que le había hecho efecto, vamos.
- Ah, ya. Pues mire, no nos quedan, el último se lo ha tomado ese señor de la esquina.
- ¡No me joda! ¿Y le quedan Fantas de naranja?
- ¿Fantas de naranja? ¿Pero usted no quería un mejunje mágico?
- Sí, joder, pero usted acaba de decirme que no le quedan.
- Ya, hombre, pero tenemos un Cardhu 12 años que le hace un efecto parecido, más o menos por el mismo precio.
- Mire, yo quiero una Fanta de naranja, y no me maree más.
- Pero eso no le va a hacer efecto. Ninguno, seguro. Ayer un chaval estuvo aquí, le pago cuatro a su chica, y salieron sin más.
- Bueno, pero ya sabe, esta juventud, como son. Pongame una Fanta de naranja, y olvídese del resto.
- Lo que hay que ver. ¿ Y si tuviera cianuro, lo pediría usted?
- Bueno, la verdad, si me fuera tan bien como veo que le ha ido a esa señora de antes, seguramente sí. Es que una vez hice lo que me dio la gana y me miraron mal, ahora me aseguro de copiar solamente tácticas que funcionen.