viernes, 24 de abril de 2009
Caminar cuesta arriba
A mi equipo se le han puesto las cosas de cruz, con el viento de proa, y con toda esa clase de metáforas deportivo-periodísticas que el Marca puede utilizar para decir que las cosas van mal. Mi equipo está ahí, luchando por ascender, como suelo hacer yo, que siempre voy una división por debajo de todo lo bueno, o al menos siempre por detrás. Mi equipo va, como Bukowski, luchando a la contra y por eso merecen como poco respeto. Tengo amigas en ese equipo, tengo conocidas, incluso tengo gente que me mira mal pero que me cae bien. Tengo ilusión y fe en ese equipo, porque en esta vida dicen que vale la pena al menos con tener una pasión, y es triste no tenerla, de hecho.
Este sábado se juegan un año entero de pasta, entrenamientos, ánimos y demás familia de cosas que te ponen la responsabilidad sobre los hombros. Además, se la juegan fuera de casa, donde escuecen las cosquillas, contra el coco del grupo. Se la juegan sin nosotros, pero nunca solas. Nosotros, yo, y los que han estado ahí todo el tiempo (Derte, Robus) creemos, no hemos dejado de hacerlo. Las cosas están jodidas, pero nunca es imposible.
Podrán perder, o ganar. Pero no van a rendirse nunca. La motivación viene y se va, el éxito es efímero, desde luego y además es mal compañero de camino. Yo sé que no van a fallar. Carla, Dánae, Aitana, todas. Compartimos el mismo sueño, y a lo mejor compartimos la misma decepción. Porque esto es un juego a cara o cruz.
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