Si te contara dónde he estado, tendría que matarte. Bah, en realidad, no tendría que matarte. Pero sería demasiado largo de contar que he estado dos años fabricando algo que creí ver en un espejismo y que, al descubrir que no existía, tuve que construir por mí mismo. Este blog, este lugar formaba parte de lo que yo era, y soy, sigue formando parte de mí, pero ha quedado en un segundo plano. Porque me ha tocado poner a mi yo real en primer plano. Al que da la cara hasta las 8 de la mañana trabajando. Al que ya no recurre a las excusas cuando la caga y es capaz de bajar la cara y recibir los golpes. Al que se enamoró de alguien que no existía y se divierte escribiendo día a día un futuro con la persona que de verdad estaba allí. Si te contara todo lo que he hecho en este tiempo no tendría mérito que me descubrieses, y ya sabes dónde encontrarme, porque sigo yendo a los mismos bares, bebiendo con la misma gente, y siendo feliz con las mismas cosas, que de eso va este juego. Me alegro de que nos sigamos viendo por aquí, en este cuaderno que cumple 6 años ya, y que me ha visto cambiar tanto que, aunque no parezco el mismo, yo sé que lo sigo siendo, y eso me gusta. De modo que me gusta, me encanta este blog, y es por eso que, aunque no te vaya a contar dónde he estado, nos seguiremos leyendo.
Y gracias, siempre gracias por leerme, quienquiera que seas y donde quiera que estés.
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