sábado, 2 de junio de 2012

Rocanrol

He said: "Pete, you think you've changed,
But you have not."
(Bruce Springsteen)


He entrado en el local. He sacado la Fender Stratocaster de la funda negra con pegatinas de Mahou. Huele a humedad y rocanrol. Nunca aprendí a fumar, por si le dejo el rastro a madre cuando la beso para darle las buenas noches. Las carreteras secundarias son nuestro himno, pero yo esta noche ni siquiera huiré hacia adelante. He entrado en el local, he conectado la Fender al amplificador y he dejado que se agolpe el ruido en las manos. Este Mayo se merecía un final heavy, se merecía que me dejara la garganta. Ya no hay historias que se derramen como cerveza, ya no hay rocanrol ni humedad ni condones sin caducar, la otra mitad de ellos están en la papelera, llenos del semen de veladas gloriosas con humo de velas y Marlboro, mucho Marlboro. Yo lo que quería era llorar un poco después de follarte, pero a mi generación no se nos permiten esos lujos sentimentales más que en películas de serie B. Se nos permite caminar siempre hacia adelante, se nos permite ver sólo canales temáticos de cine y motor pero nunca de economía. Se nos permite beber hasta perder el control y vomitar en las aceras, pero no brindar por la felicidad y el futuro de nuestros hijos. Alguien nos ha prohibido la esperanza y nosotros la hemos enarbolado en bolígrafos.

He entrado en el local. He abrazado la Stratocaster como si fuese Mark Knopffler y la he golpeado como si fuese la versión más degenerada de Iggy Pop. Pero yo siempre quise ser el Boss. The other Boss. He viajado en el tiempo, he hablado con el "yo" que fui, el "yo" que sigo siendo y ya no soy. ¿Qué haría el Boss? Me he dejado la garganta, que es lo único que puedes hacer cuando no puedes hacer nada más que rendirte a la evidencia y sentir que el tiempo se te va, y a ese ni lo puedes abrazar ni puedes golpearlo, ni mucho menos puedes esperar que de todo eso salga música. El rocanrol no va a salvarte, chico, no te va a devolver la sonrisa ni la esperanza, pero hará que esta noche bailes como el demonio, que te sangren los dedos, hará que vuelvas a soñar que puedes irte de esta ciudad por una carretera secundaria y ser el protagonista de un himno. De tu propio himno. Eso, y que habrá un estadio coreandote.

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