miércoles, 16 de mayo de 2012

Carta abierta a tus vestidos cortos

Muy Sres míos.

Por la presente les comunico mi total apoyo y adherencia a la causa que vds. sostienen. La valiente misión de mostrarle al mundo dos piernas que van más allá de lo comúnmente aceptado es una loable tarea que no siempre encuentra el suficiente sustento social.

Anclados en esta terrible sociedad de faldas hasta los tobillos y cuellos altos, la opresión de los pantalones largos pitillos, cuellos alto y bufandas, ya es hora de que se empiecen reconocer méritos a la carne que arriesgadamente se sitúa entre los tacones y las bragas.

Su audaz empeño de vida alegre y desmedida me encoge el corazón y la entrepierna, me llena de orgullo y satisfacción, me congratula y me devuelve la fe en este mundo enfermo de veranos con trikinis y bañadores de abuela en las playas de Benidorm.

Sus recogidas y ceñidas curvas me deleitan, convierten una quizá apacible y monótona existencia como la mía en agradables instantes para la vista, harta ya de letras, negro sobre blanco, y planas imágenes de revista. Asimismo me despiertan, por qué no decirlo, el sublime giro del intelecto que pasa de la más palpable realidad a unas fantaseantes, incluso delirantes, imaginaciones en las que chispean escenas rodadas en los más recónditos y públicos rincones de la ciudad.

Agradecido por todo ello y más, me despido cordialmente, poniendome a su entera disposición, declarandome un fiel seguidor y admirador eterno con el que pueden contar para labores de toda índole.

Atentamente, siempre suyo.

V.Prieto.

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