jueves, 31 de julio de 2008

Mamá, quiero ser Emo. Capítulo 1


Serie documental en 5 capítulos que serán publicados periódicamente en la que un héroe de la clase obrera se convierte en un Emo de tomo y lomo. Gracias por vuestra atención veraniega. Ahí vamos:

"Esta es mi historia, existen muchas iguales; basado en hechos reales" Nach
"If life ain't just a joke, then why are we laughing?" My Chemical Romance

No, no, no. Olvídate. No es tan fácil como levantarte una buena mañana y decir "coño, voy a hacerme emo". Eso sería simple y llanamente basura, basura. Una porquería más de esas que atestan el mundo por cualquier parte que mires y que lo hace más indeseable [aún] a los ojos de un emo.
Esto fue producto de semanas y meses. ¿Qué digo? ¡Años de divagaciones metafísicas sobre el sinsentido vital con muchos de los que yo creía que eran mis amigos! Y es que un emo no puede ir por ahí teniendo amigos, por definición propia. Si acaso, puede tener gente cercana con la que compartir, en mayor o menor medida, sus desgracias.
Mi vida, empezando por el comienzo, no era gran cosa. Una mierda, vamos. Ni buena ni mala, sino "psché". Otrora pude haber sido un triunfador en algún ámbito de mi vida, pero llegado este verano, vi que no sobresalía por ninguna parte. Como un iceberg, vamos.
Había tenido alguna que otra novia, algunos aprobados y más suspensos, algún flirteo con el alcohol y alguno con las drogas semiduras, un coche prestado y unas zapatillas nuevas para mi vieja bicicleta. Pero nada espectaculas. Primer paso para ser emo, conseguido: camuflarme, hacerme anónimo a los ojos del mediano público. Un ser invisible más entre todos los que caminan por Santa Clara un viernes por la tarde.
Yo ya no iba a triunfar nunca más, lo supe por diversos motivos, según recapitulaba con un buen ex-amigo [ahora ya sólo un camarada de fatigas emo-cionales] una mañana de julio bajo dos encinas.
Primero: nadie tenía un simple motivo para felicitarme. No, nunca ganaría una Eurocopa, ni siquiera de baloncesto. Tampoco iba a cumplir ninguno de mis sueños de niñez [cantante, astronauta y piloto de fórmula 1] Qué cojones, nadie me iba a pedir nunca un autógrafo. Ya ni siquiera aprobaba todas, como en mis tiempos de niño bueno, mi madre pasaba de mí.
Segundo: no poseía bienes materiales que me destacaran entre mi círculo social. No tenía una moto de 50 cc con la que hacer caballitos por la calle del pueblo. No tenía un coche propio (ni siquiera de segunda mano) para irme a comprar tabaco a 50 metros. De hecho, no fumaba. No tenía una casa para montar fiestas after-hours que acabasen con diez tías en pelotas en la piscina y la policía en la puerta de atrás amenazándonos.
Y tercero, pero no menos importante: no follaba. Hasta el más gañán se la metía en el asiento de atrás de un Renault 19 blanco a una rubia tetona. Hasta el más burro se follaba a una guiri salidorra un jueves de copas. Y yo, por caballero o por idiota, no dormía en caliente ni p'atrás. ¿Eran ellas estrechas? Quizás ¿Era yo poco dotado? Quizás.
Yo era un loser y punto. Y dándole vueltas al asunto, odiando la suerte que me había tocado, y el mundo de mierda que me rodeaba, hallé la única [y genial] solución a todos mis problemas. Hacerme emo.

2 comentarios:

Paz dijo...

y para prueba, cierta foto del tuenti ¿no?


yo lo que quiero ser es pija y tonta

Rosmery Rivera dijo...

desde que decidi ser emo le he encontrado sentido a la vida .... creo k elegiste bien tu camino.