viernes, 18 de febrero de 2011

Vueltas

Las cosas que me obsesionan me dan vueltas en la cama en habitaciones ajenas. Hoy es viernes por la mañana, apenas hemos dormido. Pienso robar alguna de las fotos que tienes colgadas por la pared, porque ya te has ido, y confías en los desconocidos que te follan. La culpa está dividida en dos, todo está dividido en dos. Los recuerdos de Jenna Jameson también.

Jenna Jameson ha estado en esta cama. Lo sé, lo huelo. Nunca podrían engañar a mi nariz de judío con deudas. Pero yo me he enamorado de Marilyn Monroe después de verla con ese vestido blanco ventilándose en las salidas de aire del metro. Podría pasarme horas enteras en el sofá viendo películas coloreadas y lo único que hago es salir a correr en círculos por la ciudad. La circunferencia se convierte así en la forma perfecta una vez más. Pero, ¿cómo saber si te estás alejando de todo? Si siempre era circular, siempre estaba ese retorno. Y ahora, un globo de gas con una gran fuga. Ahora la tierra va quedando cada vez más lejos. Oigo las voces apagadas, las caras se difuminan y las formas son relativas.

Hubo un tiempo, como tantos otros. En ese tiempo importaba todo y nada, pero ahora ya no es ese tiempo. Las cosas han cambiado por todas las ciudades, y miento, y sé que soy yo el que ha cambiado. Me veo en el espejo, me quito años con la barba. Me encierro en el Hospital a vivir trozos de otras personas, a desmenuzar existencias y meterlas en parafina. Tomo café otra vez, me corto el pelo, me calzo las botas y ya no toco la guitarra, si es que alguna vez la toqué. ¿Cómo ha quedado la tierra tras el terremoto? Nadie sale a ver si hay sol, nadie canta canciones de guerra. Me obsesionan las derrotas y las victorias. Quiero que hablen los demás y yo sólo escuchar, ponerle paredes de piedra a la casa, volver a sembrar el césped del jardín, fumarme un verano completo boca abajo en la piscina.

Vivo esperando momentos y me dejo llevar un poco, me dejo llevar porque siempre soñé con los ríos anchos de aguas tranquilas que me cubren hasta el cuello, y me arrastran. Corro dormido por ciudades desconocidas y despierto por calles que conozco, pero intuyo que ya no falta demasiado para el día que me siente a descansar. Sudado, frío, con el corazón en la boca. Con ganas de compartir y de ser egoísta con ese desayuno continental. He visto un apartamento para dos cerca de la muralla y no puedo permitirmelo. Si al menos me dieran dinero por quejarme, toda esta espiral sería ascendente.

Y ahora me voy a ir. Me voy a ir de aquí sin hacer la cama. Voy a robar una foto y me voy a ir. Si es verdad todo lo anterior, volveré. Si es sólo otra mentira más, al menos será parte de una buena historia, de modo que no te preocupes, Jenna, Marilyn, Norma, que, de una u otra forma, todo va a salir bien, porque siempre ha sido así, y aunque hubo un tiempo (pequeño, informe, desgastado) los tiempos son continuos, los tiempos no se acaban, los tiempos vuelven.

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