martes, 13 de abril de 2021

Ver para creer

I. Lo creeré porque lo he visto. Porque yo no te he amado como Raphael sino como el apóstol Tomás, hurgué con mi dedo en la llaga para poder creérmelo todo. Aprendí la teología parda y, como la gramática, cuando se escondió en la espesura de los pinos dejé de verla si no se movía. Por eso tengo un dios para cada hora del día y les ofrezco mi audacia, mi sacrificio o los diez kilómetros por el campo. No solemos encontrarnos, y cuando nos encontramos no lo habíamos pretendido: en ocasiones nos chocamos de frente, más a menudo nos vamos esquivando. 

 II. Un concierto en plena pandemia. Tom Petty en Manzanal del Barco aprendiendo a volar o precipitándose en caída libre. Los acordes de la noche americana para amantes del pasodoble tan bien adaptados a los tiempos que corren que ahora se lavan las manos al volver del baño. Petty no pensaba en la Zamora profunda cuando le pasaba la guitarra a Prince, sólo en los acordes de quinta. Ahora el viejo Tom y el artista previamente conocido como Prince nada más tienen la opción de resucitar en conciertos veraniegos de versiones en Tierra de Alba, y yo me pregunto si por muy bien que lo hagas en vida la reencarnación no se trata simplemente de ironía. 

 III. El diámetro de los paraguas determina que es más lo que nos une que lo que nos separa. Por eso llueve en este mes de abril en esta ciudad. Yo lluevo porque me iré cuando menos lo quiero, con todo lo que he necesitado irme. Tengo la tristeza en posesión absoluta y ejerceré este monopolio con una sonrisa, incapacitado para mi profesión habitual, arañando segundos al reloj, sacudiendo al árbitro de la pechera, arrugando las páginas al leerlas, subrayando en lápiz por si nada fuera definitivo. No te diré que te quería porque veo en tus ojos que no sirve de nada, que cuando te di mis palabras para que las leyeras ya conocías el punto final. 

 IV. Hay una belleza en saberse derrotado. Entender que no había nada que hacer, que estaba fuera del alcance. Que pese a ello no te dejaste un gramo de esfuerzo. Lo creeré porque lo he visto pero, chico, nadie más lo creería.

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