viernes, 10 de diciembre de 2010

Tonight, tonight

the impossible is possible tonight,
tonight.

La niebla es un invento de los políticos para tapar la ciudad, por eso a todos nos gusta el otoño, nos gustan las portadas de los periódicos donde salen los héroes que no se dan cuenta de que los héroes de verdad no tienen voz ni cara, nos gusta la niebla porque podríamos esnifarla hasta volvernos transparentes y quedarnos a dormir en las esquinas, haciendo de este sitio Moscú o Viena, volviendo turbio el vodka y claro el pensamiento, haciendo el amor como hacen las huelgas los controladores aéreos, arranquémonos el frío de la piel a tiras, y hagamos una cuerda para atar al perro que quiere escapar hasta los agujeros del puente donde se estancan las crecidas, donde el barro y los juncos no son sinónimos ni parecidos, donde la niebla, la eterna niebla se tiñe de amarillo por los rayos de las noches electrolíticas del ayuntamiento, que patrocina los paseos y las vallas de obra, los socavones en las aceras y los badenes en las avenidas que hemos dejado de sentir hace ya tanto tiempo que ni lloramos por ellas, parte infalible del ensanche, de los planes urbanísticos trazados por la mafia, y mientras tanto nosotros en la ciudad, el espacio aéreo cerrado y las calles vacías, la alarma en el telediario, la paz en el sofá, los agujeros de gusano en la almohada y el vaho en la ventana, desde donde se ve la niebla.