miércoles, 30 de noviembre de 2011

Batman vs. Lee Harvey Oswald


La noche que mataron a JFK nos besábamos como adolescentes detrás de la hamburguesería. La culpa de todo esto es de los comunistas, decía padre cenando, y yo pensaba en ti y en las aventuras de Batman. Batman, de haber querido, habría salvado a JFK, pero estoy seguro de que Lee Harvey Oswald estaba compinchado con el murciélago.

En Tender Little Ear ningún chico tenía televisión en color pero todos teníamos una escopeta de aire comprimido, por eso pasamos meses enteros reconstruyendo el crimen. A pesar de que llegó el invierno comíamos helados mientras intercambiábamos los papeles. Una vez uno era el conductor, y la siguiente podía ser perfectamente Jackie Kennedy.

Todo fue bien hasta que Jim no disparó con aire a la cabeza de Sammy. Disparó con un perdigón de 3 milímetros que le entró por un ojo y se le quedó alojado en el esfenoides, según el informe del forense. Aguantó un mes y medio en coma, luego palmó. Apenas teníamos 15 años. La policía nos fue llamando de uno en uno. Todos contamos la única versión de los hechos que nos sabíamos. Los cientos de veces que habíamos repetido la escena de Dallas. Que siempre salía bien, porque nada podía ir mal. Que ninguno nos habíamos enterado de que la escopeta de Jim estaba cargada.

Nos separaron y nos cambiaron de instituto, algunos incluso se fueron del pueblo. Jamás volví a ver a ninguno de ellos. A Jim incluso lo tuvieron unos meses en un sucio reformatorio. Me enteré cuando leí años después su caso en un periódico local de Colorado, muy lejos de Tender Little Ear. Había matado a una mujer con una escopeta recortada. En su pueblo decían que era un tipo correoso, que no le gustaba perder y con ella había perdido algo. Yo imaginaba al Jim que conocí. Al que nos trampeaba con cromos de béisbol y nos robaba la bicicleta. Lo recordaba y todo tenía más sentido. 

No pienso que la gente sea mala, nena, no lo pienso. Si no, no podría seguir adelante. Durante años había pensado que un chaval de 15 años no podía matar a otro por puro placer. Siempre creí que fue un accidente, incluso había olvidado todos los detalles de JFK. Nunca pensé que Batman en realidad estaba de vacaciones y desde Bahamas no pudo salvar ni al presidente ni a Sammy. Cuando leí aquel periódico supe que no había sido casual. Que Jim, como Lee Harvey Oswald, no pretendía evitar que el presidente leyese el discurso en el que anunciaba vida extraterrestre. 

Hay quien opina que el tiempo actúa por nosotros si lo dejamos. Sin embargo, lo único que actúa es la lógica de algunos hijos de puta que aprietan el gatillo. Su historia se repite si les dejan. Oswald lo haría una y otra vez. Batman lo haría una y otra vez. Yo no sé lo que haría una y otra vez. Quizá me equivoco, como siempre, quizá lo que yo hago es equivocarme mientras otros cometen crímenes. Esta noche he vuelto a pensar en Jim y Sammy, pero por favor, hazme un hueco en la cama, me siento muy solo cuando odio a la gente que mata y a la que muere sin dejar más huella que un descapotable negro en Dallas. 



martes, 29 de noviembre de 2011

El hombre, el mito (VI)

"[...] Verás, dijo Johnny cuando entraban en la sala repleta de gente, verás, esta ya es otra liga. Aquí nadie dispara con balas de fogueo, aquí los tiros son a matar. Supongo que ahora crees que no estás preparado. Tranquilo, nadie está preparado al principio, y, sin embargo, ahí los tienes a todos, sobreviviendo. Es cuestión sólo de creer en ti. Hay quien piensa que la confianza en uno mismo no es nada, pero para otros es el único arma con el que se despiertan todas las mañanas y salen a la calle a luchar por la vida. Puede que no te salga bien, al principio te sentirás como si caminases con unos zapatos que no son tuyos. Un día acabarás por fin corriendo, pero no se te olvide nunca que aquí las balas no son de fogueo, ¿lo entiendes?, dijo Johhny zarandeándolo por la pechera, ¿lo entiendes? Tienes que entenderlo, chico, de lo contrario yo no podré hacer nada por ti. No siempre voy a estar aquí para salvarte el culo. Puede que incluso algún día seas tú quien salve el mío. [...]"

lunes, 28 de noviembre de 2011

fin de semana

Me he encomendado a la patrona del mar para cruzar el desierto. Es cuestión de océanos e islas: debajo de las sábanas se acumulan las tormentas, la niebla está sobre las dunas, y nosotros atravesamos esas dunas aunque te duermas mientras yo busco el norte de la autopista con las luces, pero el norte no está en ninguna parte. ¿Dónde está el norte, mientras paseamos bajo el sol en la gran ciudad? ¿Dónde está el norte, encerrados en el salón de hielo? Da igual, duerme, sigue durmiendo; te llamaré desde el peaje, como te prometí hace tanto. Cuando cojas el teléfono no vas a encontrar más despertares difuminados en la ventana ni yo voy a encontrar lunes por la mañana en la estación. Hoy que ya no hay tormenta ni mares ni desiertos, sino que está la tarde despejada, me vuelves al subir la marea, aunque sé que no estais ni tú ni tu pingüino paradójico, seguramente estareis cruzando el polo en trineo o nada más que un paso de peatones entre caras que no conozco ni me interesa conocer: a mí lo que me interesa es secuestrarte en el asiento del copiloto y besarte sólo cuando el semáforo esté en rojo, de modo que voy a seguir toda la noche dando vueltas por las avenidas más transitadas, buscaré los atascos más largos. Podremos ver el reflejo de los coches en el tejado si levantamos la vista, si cerramos la boca podremos escucharnos más cerca; nunca te he contado que leo tu espalda en morse durante la siesta de las tardes de domingo. No te voy a pedir que me salves de ellas, porque se han inventado para darle sentido a los suplementos del periódico y a los telefilmes, para que nos conozcan los sofás y los bombones. Que cualquier día es fin de semana, igual que en las vacaciones de verano. Aunque ya no estés aquí, yo, de haber sabido que en este mar de agua, frío, niebla y arena solitaria las vistas merecían tanto la pena, me habría echado a navegar hace años.


sábado, 26 de noviembre de 2011

Los buenos tiempos

porque tu oración me dio en toda la cabeza:
bailemos por los que no pueden
("Los buenos tiempos" David González, poeta)

Salimos de la antigua sala de autopsias, y, aunque no os lo creáis, allí hacía más frío, con la mesa de mármol y la lámpara blanca y el polvo que hacía corros en el suelo y los cables en espiral, abandonados, salimos de la antigua sala de autopsias y fuera todo era más cálido, así que de pronto, al montarnos en el coche aún en silencio lo pensé: pensé que quería estar vivo, que quería llegar a casa y tener frío o calor, que quería correr y sudar, que quería que vengas mañana y bailemos juntos aunque sólo sea una vez, bailemos por los que no pueden, lo supe al recorrer el pasillo y ver las pintadas que afirman que la noche no es de nadie, que la noche es negra y blanca, fuera hace frío y no juega ningún niño y nuestras vidas se acaban yendo aunque se enrollen sobre sí mismas como los cables de la lámpara en la antigua sala, podremos girar sobre nosotros mismos hasta hartarnos, pero esto no habrá servido de nada si seguimos notando el frío, si seguimos en silencio dentro del coche, hasta que enciendo el radiocassette, arranco una conversación banal, echo de menos un cigarrillo y pienso en todos los buenos tiempos que aún no hemos gastado, que sea de mármol el suelo y no la mesa, que vayamos a morir de calor, que, por favor, volvamos a bailar juntos. 

viernes, 25 de noviembre de 2011

Juego de pies

Todas las leyes físicas se han puesto de acuerdo para que los pies sean la clave del juego, los que te hacen correr y los que te llevan a esconderte, los que te elevan y también los que te hunden. Hay quien sabe dónde tiene los pies pero no dónde la cabeza, hay quien se viste por los pies y hay personas a cuyos pies uno se echaría. Pero al final todo ese cúmulo de gente acaba perdiendo terreno frente a los que reúnen la simple cualidad de tener los pies en la tierra. Usted elija el lado que más le plazca, pero tenga en cuenta que, físicamente, sólo es factible despegar desde abajo.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

lana

Ahora engrosan las colas del paro todos los que antes falsificaron mantas para las casas que crecían en los suburbios, casas como la que nosotros habitamos, dónde están ahora esas mantas mientras, congelado, estiro un brazo para agarrarte sobre las sábanas de nieve, y si te estiras para agarrarme y no me encuentras, no te preocupes, me habré ido sin ruido, estaré tejiendo para el invierno que se asoma, ocuparé las fábricas que ya nadie usa y con la lana que encuentre en el camino, prendida en los matorrales, haré nuevas mantas de colores con parches de colores para tapar agujeros de colores que nos cubran los pies, fríos, fríos, volveré por la mañana cuando tú todavía duermas y te cubriré en silencio, sin que abras los ojos, te dejaré allí arropada, quieta, me iré a la cocina a por café, pero si me canso de esperarte en ese reino de azulejos de hielo volveré sin ejército para anexar tu territorio, de modo que sean mis noticias de guerra relámpago las que te despierten, por eso no tendrás más remedio que firmar la rendición y guardarte cláusulas en el tratado de paz para que yo me duerma tranquilo soñando que te vengas de mí, hasta que suceda, y amanezca por fin con tu deseada venganza.

martes, 22 de noviembre de 2011


    puede que el tiempo te dé la razón
    pero no queda tiempo, hoy es el día
    (Nacho Vegas)

    [...] - ¿Y, cómo recuerda usted todo lo que vino después?
    - Verá. Lo de después se trató básicamente de dejar las películas a medio ver. De dormir muy poco y de pasarme los días con ojeras y soñando despierto. Se trataba de conducir al trabajo entre la niebla, de mirar por la ventana con la solemne intención de que nada había pasado. Lo de después era verse en todas las canciones, mirar el teléfono como una puerta interdimensional. Pasar las tardes en silencio leyendo en el sofá.
    - Pero, ¿fue algo reseñable?
    - Claro que sí. No fue el otoño post-apocalíptico previsto. Sin parecerlo, fue algo mucho más allá. Como cuando alguien se deja encendida sin querer la calefacción por la noche y, sin darte cuenta del hecho, duermes mejor porque tienes mucho menos frío. Luego te levantas y los días son más agradables.
    - Si pudiera, ¿cambiaría algo de aquel tiempo?
    - No. Uno nunca sabe cómo podría ser todo, si todo fuera diferente. Pero no cambiaría nada de aquel período. Todo era simple y ordenado, los compases estaban bien sincronizados y las hojas se iban cayendo como los días. Sin tener demasiado claros los mecanismos, diría que incluso fui feliz.
    - ¿Fue feliz, entonces?
    - Sí. Es peor ser feliz, porque sabes que después de arriba viene abajo, sabes que tu suerte acaba cambiando de signo. Pero aunque vivas con la sombra del descenso al otro lado de la esquina, si eres capaz de recorrer el camino con la cabeza alta, sonriendo al cruzar la plaza mayor o un paso de peatones, ya has logrado algo.
    - Por terminar, ¿se atrevería a poner un titular?
    - No puedo, no sabría, ese es su trabajo. Si yo reseñase un solo hecho, aunque todo hablase de un solo nombre, estaría traicionando una época. Y esa época quiero conservarla tan íntegra como intenté vivirla, como unos meses que no fueron un otoño ni un conjunto vacío, unos meses que ahora son ese libro.  [...]

viernes, 18 de noviembre de 2011

Erecciones Anticipadas

Cuenta que vio el futuro en una explosión nuclear. Que los cuantos, más veloces que la luz, abrieron un agujero negro unidimensional al que pudo asomarse durante unos breves instantes que le parecieron horas. Sería cosa de la relatividad. Allí estaban, con sus vergas al aire como mástiles de velero que surca los mares. No habían precisado de unas primarias para sufrir sus primeras erecciones anticipadas, y en esta jornada de reflexión sólo piensan en sus tronos calefactados para poder pasar este invierno nuclear causado por la bomba gracias a la que yo, y media España más, hemos visto el futuro.

jueves, 17 de noviembre de 2011

balasto

me preguntas si como yo son los demás;
ni lo sé, ni lo quiero pensar
(Sr. Chinarro)

he soñado con tu sexo hirviente, me lo ha recordado la mancha de la cama, ya no era noviembre sino julio y mi espalda era de regadío, después desayunábamos en el balcón que no tengo con las vistas que sí que tengo, te hacía fotos y te reías, porque pasaban al álbum de mis padres, el de las tapas granates, donde duerme para siempre 1979, pero no, despierto y mis padres ven la televisión en el comedor bajo los cuadros de caza y la cerámica portuguesa, a veces me pierdo si pienso en ti demasiado rato, a veces me pierdo si no lo hago, porque sigo siendo noviembre y tú sigues siendo lo que me salva sin saberlo, sin estar aquí, tendría que matar demasiada gente para contarte esta historia, esta historia de mañanas con niebla y tardes con sol, esta historia a 33 revoluciones por minuto que si se pone en el tocadiscos equivocado suena horrible, pero que aquí y ahora suena cojonuda, ¿no te quedarías esta tarde también escuchándola? quédate, todo será familiar, no he movido un solo cuadro ni he rehecho a lápiz las fotografías, no soy nadie que no conozcas ya, soy el tipo que sueña pero que sabe que la realidad siempre llega a coger el autobús mientras tú te quedas en tierra y son las 7.30 de la mañana, a dónde vas a ir si los bares de viejos en los que tomar café ahora son clasistas, sirven gin-fizz, cierran a las 11 de la noche, pero ya ponen tazas de desayuno ni churros grasientos con los que manchar el periódico, que ya trae bastantes manchas, las manchas que dejan las vidas como las nuestras, las que les va bien, sin más, las de vacaciones con cassettes en la A-3 y arena en la toalla, que te invitan a algo en nochevieja si subes a felicitarles el año antes de salir a beber, vidas que se pudren un poco al sol pero que dan envidia por cómo circulan sobre el balasto, vuelve, no te vayas, vuelve, si quieres hablaré de ti igual que hablo de otros, pero es mejor soñar contigo que hablar de ti y como estás callada puedo imaginarme lo que quieres, incluso puedo imaginarme lo que quiero, pero esa si cuento esa historia tendría que matar a demasiada gente.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

500 (q.u.i.n.i.e.n.t.o.s)

Entre borradores y entradas publicadas, esta hace la número 500 del Blog. 3 años y medio, desde Abril de 2008. En el antiguo espacio de Windows (que Windows se encargó convenientemente de borrar para siempre) había otros dos años (desde Marzo de 2006) más de intentos de literatura. En resumen, he escrito mucho. Y vosotros lo habeis leido. Casi 20.000 visitas desde que puse a funcionar Google Analytics en Mayo de 2009. ¡¡Enhorabuena!! ¡¡Muchas gracias!!

 Esta noche, repasando archivos, me preguntaba: ¿por qué escribo? Escribo por mí. Para liberarme. Escribo para sacar de dentro alegrías y penas, miedos y sueños. En este tiempo me he descrito, aún a veces inconscientemente, he descrito mundos paralelos que no dejaban de ser el mío, y eso me ha salvado más de una y de dos veces. Pero también hay otra parte menos egoísta, la de escribir por compartir. La de escribir por crear. Escribir por mejorar y seguir mejorando. Incluso escribir por agradar, escribir por cumplir. No negaré que lo he hecho, ¿quién no es un poco complaciente?

 Este blog me ha dado grandísimas satisfacciones. Es un campo abierto en el que corro como quiero y hacia donde quiero. Es el espacio en el que puedo recrear todas las partes que no caben en la realidad. Las historias que he dejado a medio vivir, las que he soñado con vivir, las que otros han vivido por mí, las que otros me han contado. Cruces de calles a los que me he asomado, autovías que siempre viajan hacia el oeste. Vidas y venidas, muertes y resurrecciones. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, pero siempre corremos en rutas paralelas, aunque no nos toquemos. Este blog puede ser literatura o no serlo. Pero es útil. Me es útil. He conocido gente gracias a él. He perdido gente gracias a él. He mejorado y he empeorado. He tenido temporadas prolíficas y he cruzado desiertos que ya quisieran para sí algunos. El blog suele hablar de amor, porque me encanta el amor en todas sus acepciones. El amor como pérdida y derrota, el amor como expresión de la carne y las putas en la carretera, el amor como victoria efímera pero inigualable. El amor mueve al mundo más que el dinero. Y eso me gusta, por eso me gusta escribir de amor, aunque a veces tenga que sonar a odio. Me gusta reírme, me encanta el sarcasmo y la ironía. No entiendo la vida sin sacar una vuelta de tuerca a la realidad, que ya de por sí es absurda. Por eso afirmaría que el segundo tema al que más recurro es al humor. Hay que reírse, en primer lugar de uno mismo. Odio a quien intenta dar lecciones desde estas tribunas.

 Los blogs ya no viven su momento dorado. Las redes sociales van desplazándolos, en este mundo de la inmediatez. Nadie lee en internet ya, sólo escanean con la vista. Por eso toca reinventarse, hay que dar en píldoras lo que antes se podía dar en largas páginas. Los lectores de Metro y Autobús, los lectores de dispositivos portátiles, los lectores de diez minutos previos a acostarse, exigen nueva comida para sus ojos. Uno hace lo que puede, consciente de que al final, todo pasa y todo queda. Y lo nuestro, lo vuestro, lo tuyo, que lees esto, y lo mío, que lo escribo, también es pasar.

Pasar, si se pueden, otras 500 entradas más. Y luego celebrarlo como se merecen. Con amor y humor, si se puede. En los bares, si nos dejan. Riendonos de todo y de todos, siempre escribiendo, siempre en la brecha.

¡Un abrazo fuerte!

 pd: para Jaio, todo empieza y acaba con esta canción

El hombre, el mito (V)

El tiempo, que nunca sobra, viene a visitarnos de vez en cuando. Y los estúpidos abren las ventanas del salón, le invitan a ponerse cómodo en el sofá, le regalan bombones y tratan de detenerlo inútilmente, sin saber que es uno de esos invitados que sólo te muestran cortesía porque tu casa queda de camino hacia otro destino más lejano. Aparte de eso, había gente como Johnny, que veía mal de lejos y buscaba su cara entre todas las de la ciudad. Johnny, que veía mal de lejos y buscaba su cara entre todas las de la ciudad no solía reconocer al tiempo hasta que no se le había echado encima, por eso no preparaba nada y le dispensaba un trato rápido, en ocasiones maleducado. Sin embargo, sabiendo que el tiempo iba a seguir su camino de todos modos, Johnny seguía con el suyo propio. Y se diferenciaba de los estúpidos en que, a pesar de terminar sabiendo e ignorando lo mismo que ellos, al menos a él nunca podrían acusarle de malgastar los zapatos dando vueltas.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Born to run

Las moscas acechan a los viejos en Noviembre. Los acechan en las habitaciones del Hospital. Reconocen los números de las habitaciones. Huelen la muerte y las úlceras. He visitado depósitos de cadáveres más felices. He visto la sangre reventando contra el suelo en una explosión de felicidad, un niágara de desechos. He estado corriendo siempre para evitar este momento y aquí estoy, justo de frente. Ahora la explosión es entre mis costillas y la combustión agota el aire, porque todo ha vuelto aunque sólo fuera durante una milésima de segundo, y sólo dormido. Cómo puedes detenerlo si aparece en un sueño. Allí estás indefenso, allí no hay estrellas de rock y tú sólo te dedicas a correr entre la multitud con los brazos en alto. Allí no tienes una coraza, la que te has puesto cada día desde entonces. Corre si puedes. Corre porque puedes. Corre por los que no pueden. Tengo las manos empapadas. En un sueño sólo puedes ser el espectador de lujo de la comedia o de la tragedia, ¿a dónde quieres ir si no puedes escaparte? Nadie te avisó de cómo acababa esta película. A mí nadie me avisó de cómo empezaba. Me cortaré el pelo y huiré al oeste, al este, al sur, al norte. Daré las vueltas que sean necesarias, siempre corriendo, ahora que puedo correr. Pero nunca puedes detenerlo, nunca puedes huir si está en medio de un sueño. Cuántas vueltas hemos dado, cuántas nos faltan aún. Está todo escrito por si alguna vez se me olvida. Si alguien lo leyese, nunca lo creería. Lo dejo bajo llave para que lo encuentren los próximos inquilinos y se imaginen una historia diferente. Quién sabe, quizá somos sólo las historias que otros imaginan por nosotros. Eso es parte de otro sueño, y allí nunca puedes cambiar ninguna pieza del puzzle. Cantaremos canciones que no son la nuestra, visitaremos centros comerciales en domingos por la mañana. La tarde es para la partida de cartas. La intersección se va quedando atrás, quemaré los mapas y seguiré corriendo. Sudaré hasta quedarme sin agua. Me he despertado sudando, porque incluso en el sueño ya estaba corriendo. Tengo el pelo más corto, conozco las carreteras y los parques siniestros de madrugada, pero siempre acabo volviendo al lugar del crimen. Si me ve la policía pensará que soy el asesino. Sabes, las moscas han dejado de oler a los viejos y huelen ahora mi sudor, aunque mi puerta no está marcada con ningún número. Ha sido un placer encontrarnos de nuevo, incluso si sólo ha sido un sueño, pero ahora me voy. Tengo que seguir corriendo.


viernes, 11 de noviembre de 2011

Correo Postal

El remedio a la impaciencia, los besos en abecedario morse y las colas en las oficinas de Correos comparten un lugar común en la estantería de muchos museos. Los sellos han dejado paso a etiquetas certificadas y cada día menos buzones y más lentos se reparten las calles de nuestra ciudad. Sin embargo, yo no me he rendido a la evidencia del 2.0 y sigo agarrado a clavos ardiendo, a cafés ardiendo para despertar en el hospital. Debería contarte que he visto la cara de la muerte en hombres que descansan boca abajo en su cama. Debería relatar cómo se me han aparecido todos mis fantasmas en el pecho, en los sueños, las caras que nunca quedarán atrás y las que nunca conoceré. Debería contarte quizá por qué me salvas la vida en fascículos de trentaicinco céntimos, de nombres que he escrito en las paredes, pero no lo hago porque no estás y ya va para largo que no nos olemos, me recuerda la manta. El remedio a la impaciencia, el abecedario morse del revés, las oficinistas de Correos no pueden compartir conmigo la salvación, no pueden compartir conmigo las horas perdidas en los transportes públicos y tampoco comparten la distancia ni las batallas. Pero, en el fondo, saben de lo que hablo, porque soy yo quien le ha dado forma a cada garabato para desdibujar la realidad. Para volver a esperar cartas.

martes, 8 de noviembre de 2011

Que se besen, que se besen





18.45 pm Madrid. IFEMA, Ferraz, Génova.
Victoria Prego pone a calentar al baño maría el sarcófago en carbonita de Manuel Campo Vidal. Mientras tanto, Rajoy y Rodríguez, digo, Pérez Rubalcaba (en adelante R-R) se whatsappean. "Kmo vas a ir?" "corbta azul y traje tmb azul marino" "ok, t copio".

19.30 pm Madrid. IFEMA, Ferraz, Génova.
Victoria Prego sumerge el dedo en la carbonita ya líquida. El moderador está a punto de nieve. Le conectan el cable a la nuca por donde le introducen la actualización de software de 2011 con módulos de portugués e italiano y un cursillo de sushi por si hay hambre en el intermezzo. Rajoy merienda un plato de jamón ibérico en su despacho mientras dibuja un atardecer de Cézanne a plumilla en un folio blanco apoyado sobre su propio programa. Rodríguez, digo, Pérez Rubalcaba termina el bocadillo de nocilla que su jefa de campaña le ha preparado y envuelto en film transparente.

20.15 pm Madrid. Estudios centrales de Intereconomía.
Las prostitutas que se han pasado la tarde felando a los tertulianos de El Gato al Agua para disminuir su evidente nivel de estrés son convenientemente pagadas y despedidas. Los tertulianos hacen circular un rollo de papel higiénico de mano en mano y descorchan con gesto apacible un Tinto de Toro mientras ocupan sus lugares alrededor de la mesa.

20.30 pm Madrid. Palacio de la Moncloa
Sonsoles le sirve a José Luis un vaso de agua. "Pero si no tengo sed" "Bebe, da igual, ha dicho el médico que es bueno". José Luis se desploma al suelo inmediatamente tras hacer efecto el haloperidol. Felipe y Alfonso esperan en la puerta con la furgoneta arrancada. Se llevan el cuerpo de camino al depósito. De camino allí sólo cruzan unas palabras. "No ha estado tan mal". "Hombre, comparado con Joaquín, que no aguantó ni tres meses..."

21.15 pm Madrid. Estudios centrales de Mediaset
Paolo Vasile recarga a mano por quinta vez su AK-47 Kalashnikov para derribar a los últimos miembros del Grupo Especial de Operaciones (GEO) que vienen a impedirle que emita una cinta con la reposición del último Sálvame Deluxe en lugar del debate. Por suerte ya ha caído el último GEO cuando aparca en la puerta el autobús con las prostitutas que vienen de Intereconomía.

21.25. Madrid, IFEMA, camerinos.
R-R llegan a las afueras del palacio convenientemente iluminado como la Estrella de la Muerte. El Whatsapp coordinó sus movimientos. "Dnd stas?" "Ya stoy en Cardenal Herrera Oria, t gano d nuevo jaja". Entran separados por dos minutos. En los camerinos se esperan. Rodríguez, digo, Pérez Rubalcaba tiene preparada una rosa en su puño cerrado, a imagen y semejanza del partido que representa. Rajoy trae una plumilla, ante la imposibilidad de encontrar una gaviota completa en Madrid a estas horas. Intercambian regalos, abrazos y parabienes. "Tenía ganas de verte" "Ya te digo".

21.45 pm Madrid, IFEMA, escenario central.
Tras la reanimación cardiopulmonar a Manolo Campo Vidal, y con The Observer en la sombra por si alguien tiene que salir a sustituirle, las cámaras se encienden. R-R se dedican una última mirada de nervios, de esas que sólo pueden lanzarse dos enamorados suspendidos sobre el vacío en una cuerda floja, separados por centenares de metros entre sí, pero con tanto que decirse.

23.50 pm Madrid, IFEMA, camerinos.
El sudor es el preludio de la victoria. Cálidos aplausos tras dos horas de TV. Llegan noticias al Twitter de ambos candidatos. Todos son ganadores. Paolo Vasile ha sido capturado por un miliciano, pero las imágenes dicen que sigue vivo. Orgía en Intereconomía, no han podido ni esperar a la llegada de la segunda hornada de prostitutas. Las calles de Madrid rebosan de partidarios de ambos equipos, digo, partidos que cantan los himnos y se bañan en Cibeles, Neptuno y Madrid Río, para regocijo de AR-G.

3.45 am Madrid. Club "La Habana".
Fuera las luces son de colores. Rojo, azul, rojo. El polígono industrial es silencioso, desde la segunda planta se ve el skyline de la Corrupción. Todo ha salido bien, se abrazan. Se besan al oído reprochándose los ataques y las mentiras, pero eso los va excitando más y más. Hablan de Sanidad y de Economía agarrandose de la pechera, haciendo temblar la cama con ritmo de bossa nova. Se miran de nuevo en la habitación semi-iluminada. Se vuelven a besar y a amar, a amar hasta que R-R alcanzan el orgasmo al unísono en un paroxismo de Bipartidismo y Democracia.

Todos son ganadores.

Epílogo: 4.59 am. Madrid, calle Conde de Romanones.
C.L., que prefiere mantener el anonimato pese a ser el coordinador del tercer partido más votado de la nación, está solo en su salón. Flap, flap, flap, flap. No ha salido de casa en todo el día por miedo a ser reconocido. Flap, flap, flap, flap. La televisión aúlla con programas infernales de Teletienda, pero él espera a esa presentadora. Flap, flap, flap. Y cuando casi está, cuando casi ha llegado, llegan las 5.00 am y el Telediario viene hasta él con imágenes de la gran batalla R-R. Y  es entonces cuando a C.L se le viene abajo.Flap. Flap.

Casi todos ganan.

viernes, 4 de noviembre de 2011

El banquete

"Los hombres primitivos, cuenta Aristófanes, eran esféricos [...] Deberían haber sido felices, porque compartían la perfección del círculo. [...] Entonces Zeus los castigó. Los cortó en dos como se corta un huevo. [...] Los hombres, divididos y mutilados, sintieron una desgarradora añoranza de la unidad originaria; suspiraban por la mitad perdida, deseaban algo que no sabían nombrar, algo que entreveían y adivinaban oscuramente, y habrían querido identificarse unos con otros, fundirse en un solo cuerpo. Así, hoy, miles de años después de ese castigo de Zeus, si queremos conocer la felicidad, hemos de encontrar a ese amado que es nuestro, a la parte que fue violentamente desgajada de cada uno de nosotros; y sólo Eros puede reunir a las dos partes divididas.

El amor no es, pues, el sentimiento de la plenitud, como creían los demás comensales. No existía cuando los hombres eran circulares. Sólo puede surgir de la derrota, en el abandono, en la mutilación, en la caída."[...]

Pietro Citati, "La luz de la noche"

jueves, 3 de noviembre de 2011

Have you ever seen the rain?

Hay dos putas bailando encima de esa tarima, y ¿qué voy a hacerle yo? Yo que bailé, yo que bebí, yo que salté, yo que me tiré, yo que me vine y me fui, ¿qué voy a hacerle yo? Hay dos putas bailando encima de esa tarima, mi amigo y yo bebemos mano a mano a mano a mano, esta no es nuestra música ni tampoco la de las dos putas que bailan, ellas se mueven mejor al sonajero de una cama que va y vuelve contra la pared. Se mueven mejor entre hielo, se mueven mejor entre sábanas de raso, pero no aquí ni ahora ni con nosotros. En la calle está lloviendo. Apaga la música y escucha al otro lado de la ventana. Llueve. He llegado a casa borracho, ¿por qué no me quieres besar? ¿Este aliento no es el mismo, acaso, que te dice al oído mentiras? Tanto cambia que no me reconoces y me haces dormir en el salón donde llueve, llueve tanto que quizá tenga que escaparme en una barca para buscar putas de puerto en puerto cuando en realidad te estoy buscando a ti, que nunca has visto la lluvia, porque no me has visto llover. No has visto cuando lluevo en la cocina sobre un plato de alubias con arroz, ni me has visto llover enfrente de la televisión. Quiero creer que no nos conocemos cuando hablamos, y así la ignorancia me hace más atrevido, y a ti te hace aún más bonita, por si no fuera suficiente con que me arrancaras la piel al sonreír. No nos conocemos, por eso nos ignoramos, ahí fuera llueve ¿no lo escuchas? No, no lo escuchas, duermes. Mañana estarás despierta y habrá escampado, y habré escapado. Aquellas putas nunca iban a bailar como nosotros hemos bailado, aunque bailen encima de esa tarima, y se muevan en el hielo. No bailarán como nosotros porque sus canciones no hablan de lluvia. Yo sólo querría que me escucharas y que una tarde de estas nos lloviéramos por ahí mientras las putas, ajenas a lo que significamos en medio de la calle, queman contenedores y copas. Nosotros reiremos y pasaremos al lado de las hogueras, lo he visto en una bola de cristal. Porque la vida que nos hemos perdido, simplemente, no existe.

martes, 1 de noviembre de 2011

23

Es el número de Jordan, la camiseta más vendida a lo largo de la Historia. Es un número primo. Es un después a todo lo que han sido los 22 que tantas vueltas me han dado. Es una incógnita y una puerta al futuro y las estrellas. Es dejar atrás varios nombres propios y seguir adelante con muchos más aún. El 23 tiene que ser un gran año, va a ser un gran año, porque lo vamos a luchar, porque ya llevamos tiempo luchandolo. Gracias a los que habéis estado, a los que siempre estáis, a los que habéis llegado para quedaros. Gracias, siempre gracias. Espero que lo vivamos juntos, como de costumbre. Jaionara, baby se hace mayor, pero sigue en la brecha.