martes, 30 de diciembre de 2008

Escribir es vivir

La verdad, me ha llamado mucho la atención un comentario de Irma en unnos de los últimos textos, que dice literalmente: "Tú no escribes, nos ametrallas con tus pensamientos". Vaya, nunca lo había visto así.

Escribir es la causa de que no haya perdido el juicio [del todo] a lo largo de los últimos años. Hay miles de ideas, pensamientos estúpidos y disgregados que rondan por mi cabeza, dando vueltas y chocando entre sí. Y plasmarlos en palabras fuera de allí [de mi cabeza] es lo que me ha hecho mantener la cordura. Escribir me ha salvado la vida en alguna ocasión. Me ha hecho recordar muchos buenos momentos y me ha liberado de los malos. No es para mí una necesidad, pero sí que es una ayuda, y de vez en cuando un juego, un pasatiempo, en ocasiones hasta un reto.

Me crié entre libros, gracias a mis padres, y supongo que de ahí vendrá el cierto gusto por todo el mundo de las letras, aunque haya terminado siendo un renegado de ciencias. Cosas que tiene la vida, ya ve usted, la contradicción es otro de mis métodos de subsistencia.

Respecto a esto del blog, siempre lo valoraré positivamente, como apertura de mente al conocimiento de más y mejores autores en este medio que es internet, tan amplio y tan lleno de bazofia o de calidad oculta, tan bueno para la difusión cultural, y tan dañino para la expansión del frikismo. Sobre todo en este 2008 que ahora se termina, he ido sacando un huequito para compartir mis cosas con quienes paseis por aquí, por una u otra razón. Compartir es vivir, no busco nada con esto, pero, muy sinceramente, estoy orgulloso cuando alguno de vosotros me decís que me leeis, y que os gusta [o no]. Es una agradable presión para seguir adelante con el pequeño espíritu de literatura que pueda haber aquí encerrado.

Creo que 2008 es el año que más he escrito [gracias al papel reciclado que gorronea mi padre, y al iBook que me prestó Paz] y aprovecho para agradeceros a los que paseis por el otro lado de la pantallam que mis letras aparte de salir de mi cabeza y todos esos rollos, hayan pasado también por vosotros.

Desde esta silla, Comando Zamora, subsección Arriba Videmala Libre, seguiremos atentando con la mejor [y, por otro lado, única] arma que tenemos, las palabras. Gracias, y feliz año.

lunes, 29 de diciembre de 2008

730 dias


Supongo que ya habría[s] sido parte de otra historia si no hubiera tenido que ir por ahí ganándome las cosas yo solo, pero siempre contigo en algún lugar de la memoria por lejos de ti y de aquí que estuviera. Qué putada, yo no lo hacía por joder, lo juro. Sólo era mi forma de ser. Pero si ni siquiera me había empezado a dar a los vicios, no como ahora. Yo era un iluso adolescente que no tenía ni idea, y elegí malas épocas para aprender.

En fin, que aquí estamos, esperando al cruce de caminos adecuado para ver si cojo el correcto, si es que lo hay, y si es que no me lo he dejado ya atrás, cosas harto improbables pero no imposibles. Lo que hay que ver, tanto desgarro en el pecho, y ninguno entre las piernas. De eso me ha valido tanto tiempo de aquía para allá con canciones de madrugada y ninguna de despedida. Dónde estarás, me pregunto a veces, y otras me pregunto dónde estaré.

En realidad lo que me pregunto a veces es por qué cojones si sé de sobra que mi historia tendría que estar cerrada hace mucho tiempo por algún otro lado, llegan días como hoy, noches como ésta, y veo que aunque me joda me acuerdo de ti y no tanto de mí. Qué putada, nena. 730 días.

domingo, 28 de diciembre de 2008

No hay tregua



Lo han dicho en el telediario, así que me lo creo. No hay tregua. Se matan más allá de un muro de hormigón de varios metros de alto. Dónde está ahora tu dios, dónde están ahora vuestros dioses.

La mitad de ese dios está detrás de cohetes de fabricación casera y piedras, y la otra mitad está debajo de una de las mejores fuerzas aéreas militares del mundo. Hay fuego sobre la franja de Gaza. Hay fuego en los despachos, donde hombres con corbata deciden los destinos mundiales. La ONU exige que paren. Yo me callo, y como, viendo la CNN en casa de mi abuela.

La historia, lo sé yo y lo saben otros muchos, es cíclica. Cayó The Wall, ahora cae Wall Street. Levantan hormigón, y tiran a la basura millones de dólares. La gente se sigue matando, y otros mientras tanto lo vemos detrás de la pantalla, o lo leemos en las crónicas de reporteros de guerra con casco atados a soldados. La historia es cíclica, y dicen que ésta ya es la Tercera Intifada.

La noche está para dormir excepto si eres palestino, creo. Entonces la noche está para pensar, mientras estás tumbado boca arriba en la cama, oyendo silbar misiles sobre tu tejado, preguntándote cuál será el próximo, el que te toque a ti.

Estás asustado. Tu vida va en ello, pero alguien debe tirar de gatillo.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Producto Nacional

Para Mateo, que me enseño el valor de la españolía.
"Me pasó una tarde cualquiera de mayo. Había desterrado del Seat Málaga blanco todos los casettes de Julio Iglesias que tenía mi padre y los había sustituido por una remesa de Platero, Barón Rojo, y Celtas Cortos.
A 25 km de Jerez paré en una gasolinera de Campsa, saqué el bocadillo de chorizo, a esas alturas reblandecido, que me había metido mi madre, y me puse a merendar. Faltaba poco, demasiado poco para llegar, incluso después de siete horas de viaje por la Ruta de la Plata, como si trashumara en el Málaga blanco.
Cuando entré a la ciudad, rodeé por pura superstición y por causas del tráfico, la plaza donde ondeaba la bandera. Pena de una letra para el himno, pensé, acordándome del chunda-chunda de los partidos de cuartos.

Mi primo Juan me esperaba sentado en su Bultaco Metralla roja, y sin darme ni tiempo a respirar la calima, me cambió el macuto por un casco y arrancamos para hacer la ronda.
Con cierta reticencia por mi parte, fui bautizado en el honroso arte del Tío Pepe, y cuando no pudimos llegar a la tercera tapa del jabugo, lo llevé sutilmente a mi terreno, alejándonos de la barra con un sol y sombra de Veterano y Castellana en la mano. La suerte se puso de mi lado, cuando encontré en la primera mesa un servilletero de San Miguel y una baraja de Heraclio Fournier.
"Un tute mano a mano" propuse. "Y el que pierda, paga".
"Hecho".Y se sacó del bolso unos Ducados que empezó a ventilarse como si fuesen regalices negros en vez de cigarrillos.

Después de reventarle por tercera vez las veinte en bastos y de cantar las cuarenta, empecé a notar borroso mi campo de visión, a lo que mi primo me sonrió. Fuera del bar daban las 10 y media, y oscurecía, así que mi primo sacó una moneda de veinte duros, e hizo un par de llamadas desde la barra.
"Vámonos, que esto ya está resuelto. ¿Tú qué bebes?"
"Producto nacional" recité de memoria.
"Dos Dyc con cola", cantó él en el disco bar, mientras el segundo paquete de Ducados pedía clemencia.
Ellas dos eran morenas, con los ojos marrones; nunca adiviné si hermanas o no, pero aquella noche los parentescos nosa daban un poquito igual. Intercambiamos Juan y yo sendas sonrisas torcidas, y acto seguido le ofrecí fuego a la más alta, para un Fortuna que se llevaba a los labios.
"Déjame ser lo próximo que beses", castizo yo, y no rechazó mi oferta.

A la mañana siguiente, todo lo que tenía era una tableta de Calmante Vitaminado y unas Juanolas, mientras me cagaba en mi puta calavera, y maldecía a la industria farmacéutica española por no producir ni condones ni pastillas para la resaca."

jueves, 25 de diciembre de 2008

Duelo al sol

Él tenía un magnum de 9mm
y yo tenía una estilográfica Faber Castell
la última vez que nos encontramos.

Luego pasó mucho tiempo, y el tiempo
va acumulando los rencores
que se hacen bolas de nieve grandes
montaña abajo.

Después volvimos a vernos. Y
él dijo:
"Tengo una bala que lleva tu nombre".
Yo, yo me reí, y
le dije:
"Yo escribiré la bala que va a matarte".

Así que aquí estoy. Y, en cambio,
a él no le vereis
por ninguna parte.

Nota mental sobre Navidad y derivados

Esto es una simple y llana nota mental, escrita con portaminas en el margen de una cuartilla de papel, doblada en el bolsillo de mi cazadora negra, anoche que era nochebuena, y que recoge una simple y llana opinión personal de la cual no me responsabilizo, ya que es mía y en cierto modo me la sopla lo que piense el resto, pero de la cual me encantaría haceros partícipes.

Curiosa la evolución de la sociedad actual. Las fiestas religiosas trascienden al plano social, y en tanto que se vacían de jóvenes las iglesias, se van llenando los bares. La cuestión es: si estos jóvenes ponen su fe en el alcohol cuando todo va bien, ¿en quién o en qué la pondrán cuando las cosas se hundan? Los traficantes de cocaína ya pueden ir haciendo provisiones de aquí a quince años.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Experimentos con gaseosa


"Usted, usted que frecuenta el éxito como una costumbre más.
Usted que triunfa con la misma naturalidad en los negocios y en los deportes más exclusivos.
Usted, que está habituado a que los hombres lo respeten y las mujeres lo admiren.
Usted, ¿nos puede decir cómo hace?"
Les Luthiers. (Mastropiero que nunca)



"Y si no tienes ni a dónde ir, invéntate un sitio, porque muy pronto estarán ocupados todos los rincones de la sombra por motivos de sospecha, ilusiones y juegos de luces con los que por última y definitiva vez lo único que sacarás en claro es que por mucho que intentes cambiar de vida, lo más que consigues hacer son y han sido experimentos con gaseosa.

Empezaste joven, con tus tintos de verano en las terrazas de Carabanchel Alto, jugando al mus por las tardes con un palillo plano en la comisura de los labios, y con aquellos viejos que te llevaban del orden de 50 años y 250 pesetas cada tarde; te sacaban un poco de simpar elegancia y unas siete trampas de ventaja.

Luego te pasaste a las botellas de ácido carbónico, que te daban ese estúpido aire de suficiencia y chispeante apariencia, pero que no evitaban que te disolvieras en la boca tres segundos después, dejando en la lengua un regusto ácido pero sin sentido.

¿Y ahora qué? Ahora tratas de convencer al mundo de que te has vuelto un tipo amargo pero interesante, como la tónica, o como si te hubiese escrito el guión el mismo Paul Auster, vendes tu nuevo sabor en stands de barra fija, e incluso americana, y, ¿sabes? Que a mí no me engañas, que sigues siendo el mismo mierdas de siempre; lo supe en cuanto te mezclé con vino de Toro. A mí los experimentos con gaseosa nunca me han fallado."

lunes, 22 de diciembre de 2008

No lo sabes


No lo sabes, y respiras porque tu tronco del encéfalo está entero. Corres por la acera para llegar a la hora, y estás enviando órdenes adrenérgicas a tu corazón. Estás poniendo a funcionar tu sistema renina angiotensina aldosterona para compensar. Has echado a temblar, quizá. Ella está ahí, y a ti te sudan con sudor frío las palmas de las manos, y se te ha acelerado el pulso, por la misma razón de antes. Tu sistema simpático te seca la boca, y por eso se te traba la lengua si quieres saludarla. Y se te abren imperceptiblemente las pupilas al mirarla de cerca. No es por nada, pero hasta se te ha olvidado que llevabas media hora en casa meándote, tu simpático caudal funciona de puta madre. Y tú sin saberlo, adorable adolescente enamoradizo. Has hecho tres perfectas conexiones neuronales para coger la cocacola mientras conseguías superar tu sequedad bucal contándole una anécdota estúpida a todas luces. Es entonces cuando tu atención vuelve a desviarse, sin que tú lo hayas pretendido, y te das cuenta de que , una hora y una cocacola después, te estás meando. Tu pierna derecha llevaba diez minutos agitándose fuera de tu voluntad, y ni lo habías notado. Buenas placas neuromusculares, chico. Te servirán de mucho ahora. Ahora que se te va a caer al suelo el vaso. Y lo has agarrado. Tienes un arco reflejo en perfectas condiciones, eso puede que lo supieras, pero no sabes que la mitad contralateral de tu cuerpo se ha tensado para compensar el movimiento. Y cuando has vuelto a mirarla a los ojos, la Ley de Starling ha tenido que echar el resto, para compensar el ataque que te ha dado. Tienes vasoconstricción cutánea, excepto en tus mejillas. Vaya, cuánto te gustaría que fuera al contrario, y eso sí lo sabes. Y eso te hace un cierto nudo en el estómago, tu reflejo gastrocólico está haciendo de las suyas. No tienes ni hambre, como no tienes ni sueño cuando piensas por las noches en ella.

Mira, chico, objetivamente. Hay muchas cosas de tu Fisiología que desconoces, estoy segurísimo, y paso de explicarte ninguna de ellas. Pero como sigas sin preguntarle a ella cómo se llama, no vas a aprobar el Bachillerato ni de coña.

domingo, 21 de diciembre de 2008

A tu salud, Hank

[ni le alcanzaré el talón, pero eran las 5:11 am. No pude resistirlo]

Se apaga la luz y
yo tengo aún
la cabeza dando vueltas;
sé que al dormirme
todo será sueño
y puede que olvide
pero puede que despierte
y me acordaré de todos
mis pasos hasta la cama
hasta el triunfo o la
derrota final
de la que nada sabe nadie,
ni siquiera yo.

Courage

Para cuando ganes. Para cuando pierdas. Nunca lo haces tú. Lo hacen contigo, o sin ti. Nunca estás por ahí. Solamente estás ahí. Supéralo, porque puedes. Para cuando te rindas, para cuando tu bandera sea la que venza. Para la cuesta que te hace caer, para la volea que te hace gritar. El punto imposible y tirarla fuera a portería vacía.

Valiente. Todo lo que necesitas, ya lo tienes.

Los viejos rockeros nunca mueren...

Para mi hermano.
"Los viejos rockeros nunca mueren, decía en la funda de su guitarra negra. Una Telecaster, como la del Boss, pero en otro color indefinido con el humo de los porros, las cervezas derramadas y los punteos al través. Y llegó una tarde a una ciudad bañada por el sol de invierno. Y llegó solo, y se quedó solo en una habitación que miraba al Oeste. No había polvo en las calles, pero todo estaba un poco turbio, pensó poniendose las gafas.

Bajó al local de esa noche, habló con el dueño, pidió un bourbon cola mientras le decía que se estaba pensando mucho lo de dejarlo. Escaleras arriba del bar brillaba la tarde, y no había coches en el empedrado. Luces verdes en el bar, humedad. Los viejos tiempos, eso era. Y fue apurando sorbo a sorbo el bourbon, y el dueño le hablaba de que él también planeaba dejarlo, que esto ya no era lo mismo, que los sueños se apagaban.

En aquella ciudad llegó la noche, y la noche trajo una cena ligera, un plato combinado en una cafetería con cristalera, combínalo, haz un preludio nocturno, hazlo. Mira por los cristales de la cafetería, pasan coches por esa ciudad, bañada en piedras de tres quilates. Bajó al bar.

Las pruebas de sonido eran para perdedores. Betty nunca sonaba mal, Betty era la única que nunca iba a fallar. Betty aquella noche cantó en una ciudad a media luna acordes y punteos de dedos desgastados. De lo duro. De lo blando. De lo bueno, siempre de lo bueno. Con letra, y sin ella, con miradas, siempre con miradas. Con el cigarro en el clavijero. Iba a dejarlo, otra vez.

Acabó, recogió, dejó a Betty en su funda. Llevaba tres encima, y acabó con otras cuatro más, pero aún veía bien. Dejó a Betty en la habitación, pero a las 3 de la mañana aun se podia pasear. Y paseó, solo. Solo. Solo. Solo. Se bebió la niebla de la ciudad. Y volvió al hotel, a la habitación, sin echar la llave. Sin echar la vista atrás. El resto, el resto es historia. Los viejos rockeros nunca mueren, decía en la funda de su guitarra negra."

sábado, 20 de diciembre de 2008

Also Known As Pieman

Se lo dije una vez. Que no me importa si no te importa, porque no brillo si tú no brillas. Así que no tuvimos más remedio que escapar a la ciudad del viento y bebernos unas noches de verano y unos chupitos de colores, empezar con caipirinhas sin viajar a Brasil, y acabar con mojitos en el Cubanito. Últimamente nuestra historia se construye a base de noches, y eso siempre lleva a una cierta tendencia a relativizar. Porque las noches son relativamente largas o cortas. Te lo pasas relativamente mal o bien. Bebes relativamente mucho o poco. Y estás relativamente solo o acompañado. No se trata de lo que crees, sino que se trata de lo que eres, de como eres y de quien eres. Y eso son cosas que aunque parecen cambiar, en el fondo se mantienen con el tiempo debajo de una capa que se va acumulando, de herrumbre por la humedad, y el alcohol. Él este año se escapó del hoyo donde tenía plantadas las raíces, y ahora tiene hojas nuevas, pero mantiene el tronco. A mí me sigue sirviendo con tallarle la corteza de vez en cuando. Siempre lo vereis rodeado de mujeres, pero él tira los cartuchos de uno en uno, y es que las guerras son muy largas. La guerra de Pieman no ha hecho más que empezar, con 20 dulces años. Y seguro que va a ganarla, y yo seguiré de reportero. A disfrutarlos, man. Te veo en la Ciudad Condal de aquí a tres meses."

viernes, 19 de diciembre de 2008

Cara B

Según las leyes clásicas, el mundo se divide en dos partes. Norte y sur. Este y oeste. Blancos y negros. Ricos y pobres. Calor y frío. Tierra y mar. Odiar o no odiar la Navidad.

Después llegaron los teóricos posmodernos, y dijeron que no. Que esas generalizaciones simplistas eran un error fundamental. Y que por tanto, habría que colocar meridianos y paralelos. Escalas de 256 grises. Grados Celsius, Kelvin y Farenheit. Sentirse en el medio de una vorágine navideña, y no a un lado u otro.

Por eso desde hace un tiempo se viene comentando la tendencia de pasar las Navidades como buenamente puedas. Entre turrón y aparente felicidad. Para mí la felicidad ha sido hoy despedirme con un abrazo de mis compañeros de clase, y subir por el césped aún con nieve con The Killers en las orejas, y colgar de ahí la sonrisa.

Aún así no he podido evitar sentirme bien en parte cuando mi abuela me tenía al llegar a casa unas nueces y un mazapán. La infancia hace que la Navidad sea ilusión. Quizá por los regalos, pero quizá no, porque todavía me regalan cosas, y ya no me hace ilusión. Será porque la infancia es ilusión.

Entonces, siguiendo una simple regla de tres, la Navidad puede ser ilusión. A mí me vale con sobrevivir, con tener dinero el 6 de enero por la tarde, con haber estudiado algo, haberme encontrado con mis amigos de nuevo. Haberme congelado en el cambio de año en Videmala, haberme mamado en algún momento de estas dos semanas y media.

Creo que no se trata de odiar o no odiar la Navidad. Creo que se trata simplemente de hacerlo lo mejor que puedas, y no limitarte a estas dos semanas y media. Y por lo demás, a nadie le amarga un dulce, si siquiera siendo turrón del duro.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Medley

/siempre he escuchado /ya no te creo/ Anoche pensaba sobre mi vida, y esta mañana pensaba en ti. Cómo cambia una hora de sueño el porvenir. Dejé mis cosas olvidadas para poder tirar para adelante. /i don't want what you want, i don't feel what you feel/ Desayunar solo no es una experiencia más. Ni siquiera evitando tomar café he dejado de temblar. No son nervios, dice mi psicólogo, ni siquiera son ganas de matar. /voy en este vuelo transoceánico/ oyendo tus versos melancólicos/ Mi albornoz verde hace más llevaderas las horas de encierro. Salir a la calle sin estar atado me hace más libre al tiempo que preso. Preso de todo el aire sobre mis hombros, atado a una viga en el cielo nublado. /volar; volar/ una racha de viento nos visitó/ Dejé de esperar el amor de los veranos de Woodstock. Resulta que en mi pueblo nunca toca Jimmy Hendrix, aunque sí que haya marihuana. Y todas las niñas bonitas ya tienen con quién bailar desde hace años. /how many miles must a man walk alone/ before they call him a man/ Una vez vi una bala de verdad, al natural. Una de 9 mm, la tuve en mis manos, y me preguntaba cómo era posible que aquello matara a un hombre. De hecho, me pregunté cómo era posible que los hombres se mataran entre sí. /oh, turn down the lovesongs that you hear/ 'cause you can't avoid the sentiment that echoes in your ears/ Me han dicho que hay un mundo detrás del mundo. Me han dicho que donde se acaba el camino, empieza todo. Me han dicho que no hay un final, sólo hay principios. /the traveller is always leaving town/ the only kind of live he's ever known/ No hace falta dejar la habitación desordenada para tener bien puestos los muebles en la cabeza. Lo único que me falta para llegar a la perfección es un poco de cordura y menos ratos comprando humo. Puede que me quede sin dinero, pero me sobra saldo en esta partida. /suppose it's just a point of view/ but they tell me i'm doing fine/

Canción de barra 3:35 am

Eras mi sueño.
Cuando buscaba a otras, te
buscaba a ti
igual que cuando nombraba a
otras te
nombraba a ti;
esta noche tenemos una sola
cama para los dos y
yo nunca he tenido nada que
demostrarme a mí mismo
pero sí mucho que demostrarle
al mundo, así que
te voy a dar la espalda
y me voy a dormir.
Probablemente no sueñe contigo
pero el mundo verá que
me importabas menos de la
cuenta.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Relativiza, chaval.

- Dímelo. ¿Puedes saber acaso quién marca las reglas que te convierten en un fracasado o en un triunfador? Lo único que puedes saber es si lo eres o no, y eso no es justo.
- Yo me preguntaría otra cosa en tu lugar. ¿Puedes saber de verdad si eres un fracasado o un triunfador, mientras estás vivo?
- Claro que puedes. Sólo tienes que mirarte al espejo en dos momentos de tu vida. El primero, cuando tengas ganas de sonreir hasta reventarte los labios. Y dos, cuando vuelvas a casa a las 7.15 de la mañana después de caminar bajo el diluvio universal desde un polígono de las afueras. Suma, haz la media, y el resultado será tu triunfo o tu fracaso.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Ciencias aplicadas

Para David G. y para Tere.

La noche en que te conocí me di perfecta cuenta de que lo nuestro iba a ser cuestión de ciencias puras y exactas.

Según la Ley de Poiseuille, y el vaso que tenía en la mano, para vencer tu resistencia me tuve que volver directamente proporcional a la viscosidad del whisky cola y a la longitud del vaso; que por suerte era de tubo, por lo que siendo su radio pequeño, nos redujimos a la cuarta potencia, quedando tú y yo cara a cara.

Te convencí, sin duda. Entramos en mi habitación, y te convencí de nuevo. Te lo dije, te lo repetí: "lo nuestro es sólo algo físico. Ríndete a la Ley de Laplace. La tensión que surgira a nuestro alrededor de ahora en adelante dependerá de la presión entre tú y yo, del radio de esta mierda de cuartucho, y del grosor de estas paredes de papel de fumar". De modo que tuvimos algo, aunque los vecinos de al lado golpearon con escobas el tabique para que lo dejásemos.

Tú y yo no nos rendimos, y fuimos de ciudad en ciudad aquel verano, relativizando lo nuestro. Nos fuimos al cuadrado de la velocidad de la luz, a tope sin drogas, multiplicando nuestras masas y convirtiendonos en energía al pasar. Algunos lo llamaron lluvia de estrellas; el problema surgió cuando recordé todo lo que sabía de astronomía y me di cuenta de que eran fugaces. Alumbraban y se iban.

Por eso me vi obligado a decírtelo. No me puedo resistir a tus curvas, y hemos trazado hasta ahora la mejor de las rectas entre nosotros, pero esto ha derivado en un amor asintótico: por mucho que nos acerquemos, no llegaremos jamás a cruzarnos en el mismo eje. Describiste una parábola perfecta al darte la vuelta y desde entonces la entropía de mi universo tiende a infinito, pero qué le voy a hacer, si no soy quién ni siquiera para enfrentarme a las reacciones que produzcan cada una de mis premeditadas acciones. Me ha vuelto a ganar la tercera ley de Newton.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Los caballeros las prefieren rubias


y hace un momento que me ha dejado/aqui en la ladera del Tibidabo/la última rubia que vino a probar/ el asiento de atrás

Si tuviera que destacar algo de ella ni siquiera sería lo de ser rubia y estar buena. Probablemente sería lo de tener una réplica mejor a cada disparo. Nunca fue mi tipo, en serio, yo simplemente aspiraba a pasar por allí y tener una historia diferente para escuchar cada lunes por la mañana. Eran los buenos tiempos, nunca se pasan deprisa setecientos treinta días hasta que no los miras desde lejos. Pero ella seguía allí.

A veces la envidiaba. Tenía esa leve capacidad de ser y parecer feliz. Siempre tuvo un voto de confianza para los amigos y cien ojos de más para los cabrones que viven de la noche. Una tía dura, sin duda. Otras veces envidiaba su constante fragilidad, que nunca se veía si no apretabas los ojos, como cuando de pequeños queríamos ver los partidos codificados del Plus. Alguna mañana se le notaba en las ojeras, en la voz algo ronca, pero nunca lo demostró.

Ella era grande, sin duda. Sonreía como si no costara alzar el vuelo, bebía como si el fondo del vaso estuviera mucho más lejos. La conocí envuelta en casi todos los colores del abecedario, y siempre parecía magnífica. Cambió de flequillo, pero no de vida, y luego cambió de vida, pero no de flequillo. Luego siguió adelante sin tocar nada, no fuera que se rompiera y hubiera que pagarlo.

Ahora pasa por la Filiberto casi sin mirar, y está en trámites de poder pasar el rato en la carretera. Sabe más que nadie de infecciones y dolores, porque se pasó tres semanas de bata blanca mientras los demás nos pasábamos otras tres semanas de noches blancas, y lo superó. Me saca los lunes y los martes, en las etapas llanas, como nadie más podría hacerlo, y luego me deja las llaves de su casa, y se va a dormir con otro.

¿Sabes? A muchos que se lo cuentes les parecerá injusto eso último. Pero las noches que he dormido sin ella en su piso, y me he levantado de resaca eran casi tan buenas como las noches que me levantaba en mi cama con algo que contar. Porque sé que aunque ella no esté, lo que tenemos en común es que para la rubia siempre hay una historia.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Agradecido

Eres tú mi artista preferido/deja que camine juntos a ti/prometo estarte agradecido

Hubo una vez un género de hombres al que nada le importaba lo que dejaba atrás, ni siquiera lo que dejaba escapar, porque nada dejaba escapar. Un género de hombres que miraba cada oportunidad con ojos llenos de ansia porque sólo necesitaban creer en ellos mismos.

Llegó el frío, la soledad y la noche, y ese género se extinguió porque su nicho ecológico lo colonizó otro género al que no le salían chispas de los ojos al mirar, ni caminaban sólo hacia adelante, iluminados por los tigres de neón que poblaban las aceras.

Ese segundo género se hizo con el control absoluto de la tierra conocida, y nunca supieron, oyeron, o entendieron de nada que hubiera pasado antes. Antes era una palabra fuera y lejos de su léxico, antes no significaba. Nada. Pero nada tampoco significaba para ese género, olvidado de toda abstracción y metafísica posible. Ni sueños, ni música, ni letras.

Hoy en día sobre nuestra tierra no llego a conocer si subsiste alguno de los dos géneros mencionados. Pero yo cada día cuando me levanto tengo miles de letras metidas entre ceja y ceja, y esto sólo es la lucha de esos dos géneros, por sacar a relucir entre ceros y unos digitales las palabras que dibuja una voz en mi cabeza.

Algún día se caerá el sol a cachos, y entonces veremos si es verdad que no hay ayer, o la verdad es que no hay mañana. Pero nunca se podrá negar que no hay un hoy. Ese día no habrán servido de nada las letras y las palabras, las luchas vanas, y las vanas ilusiones. La vida es un baile de ilusiones dice Andrés.

Ante la duda, sólo puedo decir que ese día, si es que llega ese día, tendré que estar agradecido. Agradecido a todos los géneros que equivocados o no han escrito y dibujado letras, canciones y colores. A cada uno de los hombres que, existiendo a contrarreloj ha puesto algo antes de que le cace el otoño, la lluvia y la niebla. A cada uno que ha trabajado, y trabaja, para que el olvido no se lo lleve.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Ya es Navidad [en el Corte Inglés]

Quiero escribir una frase tan corta
que lo diga todo
y que sea tan larga
como esperar un suspiro.
Al final, siempre me pasa,
termino hablando más de la cuenta
y con las manos heladas
porque hay amores de biblioteca
y hay quienes vamos a la biblioteca
sin amor
por la literatura, por la vida;
yo no sé haría
si tuviera que vivir en la carretera
toda de macadám derretido,
en mañanas como hoy
todo lo que quiero es chocolate
y, no me interpreten mal,
algo de la ventisca que aporrea la ventana
porque en diciembre es difícil llegar
a fin de mes
con dinero y con amigos
con familia y sin desvaríos.
Qué puedes esperar de un mes
que comienza
recordando que aún hay Sida
y que termina
olvidándose del año.