domingo, 7 de febrero de 2010

La Tournée de Dios

De don Enrique Jardiel Poncela. Comprada por mi abuelo en aquellos tiempos de España con el brazo levantado. Para muestra de por qué he recuperado el gusto de la lectura y las agujetas abdominales al mismo tiempo, un breve y ácido fragmento:

"Tener fe es masticar sin dientes.
¿Y quién ha dicho que sean imprescindibles los dientes para masticar? ¿Acaso no existen máquinas masticadoras?
Se puede no tener fe, y sin embargo, creer.
Se puede no tener fe, y no obstante, llevar dentro arraigado, letal, innato e inconmovible, el sentido de lo religioso.

Sentirse, a veces, triste o desvalido o melancólico significa religiosidad.
Reir sin ganas es religiosidad.
Disculpar la estupidez ajena; soportar el contacto de personas insoportables, alzarse de hombros ante lo indignante, es religiosidad.
[...]
Considerar el egoísmo como una de las facultades del alma [memoria, entendimiento, egoísmo y voluntad] es religiosidad.
Fumar tabaco español sin pensar en cambiar de marca, es religiosidad.
No tener dinero y simpatizar con el capitalismo, es religiosidad también.

A veces, al dejar el lecho después de habernos entregado con una mujer que jura querernos, a un goce delirante, sentimos unas ganas de llorar hasta el hartazgo, de llorar todo cuanto tenemos de delicado, de tierno, de puro, de noble y que cada amor nuevo pisotea, envilece y ensucia un poco más.

Pero reaccionamos, porque la vida es reacción, y sonreímos, y silbamos un couplet cualquiera, y cuando aquella mujer pregunta.
- ¿Estás contento?
Respondemos:
-¡Figúrate!

Eso también es religiosidad. "

1 comentario:

Elvira dijo...

Una suerte ser atea entonces...